MADRID, 16 Sep. (EDIZIONES) -
El cierre de la valla fronteriza que separa Hungría de Serbia ha provocado un nuevo giro en la ruta de los inmigrantes y refugiados para alcanzar Europa, un cambio de itinerario hacia un país, Croacia, que todavía tiene más de 500 kilómetros cuadrados de territorio lleno de minas antipersonas y antitanque.
El Centro de Acción contra las Minas de Croacia expone un detallado mapa en el que se pueden observar las zonas del país que todavía no han sido sometidas a labores de desminado, un trabajo muy complejo y que requiere una elevada inversión económica en maquinaria y especialistas, lo que ha provocado que en muchos países que sufrieron las guerras de los Balcanes todavía no se haya culminado la destrucción de estos peligrosos artefactos explosivos.
Después de que Hungría completara este 15 de septiembre el cierre de la valla fronteriza que le separa de Serbia, los inmigrantes y refugiados se han visto obligados a trazar nuevas rutas en su intento por alcanzar el territorio europeo sometido al acuerdo sin fronteras Schengen --Croacia y Rumanía forman parte de la Unión Europea pero no de este acuerdo internacional--.
Según relatan varios periodistas y activistas destacados en la zona, los refugiados están saliendo de Serbia desde la localidad de Sid para entrar por Croacia en Tovarnik, un municipio situado en la frontera oriental del país y a decenas de kilómetros de varias zonas minadas.
El Centro de Acción contra Minas de Croacia --el organismo que se encarga de analizar las zonas con minas y restos de artefactos explosivos y de la desactivación y destrucción de estos dispositivos-- cifra en más de 500 kilómetros cuadrados las zonas con minas.
HAY MÁS DE 50.000 MINAS
Según sus estimaciones, Croacia mantiene 505,8 kilómetros cuadrados de su territorio con posible presencia de minas, repartidos por diez condados y 77 localidades y municipios del país. En total, los expertos en desactivación de explosivos creen que hay 50.966 minas antipersona y antitanque y restos explosivos de guerra.
Las minas y restos explosivos proceden de la época de las guerras de los Balcanes, cuando Croacia se enfrentó primero a Serbia tras su independencia, en un conflicto que se prolongó de 1991 a 1995, y, posteriormente, llegó la guerra de Bosnia y Herzegovina (1992-1995).
Gran parte de las zonas minadas que mantiene Croacia están situada en la Krajina, la región del este que tomaron los serbios durante la guerra y que fue minada para impedir que ampliaran su zona de control en Croacia.