Refugiados rohingya campos de arroz
JORGE SILVA / REUTERS
Actualizado: lunes, 23 octubre 2017 9:56

Las autoridades se preparan ya para cosechar los campos "abandonados" por quienes huyeron de la violencia y podrían vender esas cosechas

SITTWE (BIRMANIA), 22 Oct. (Reuters/EP) -

Los rohingyas birmanos que han huido a Bangladesh por la represión de las fuerzas de seguridad no podrán recuperar sus tierras y cultivos si deciden regresar, ya que la ley birmana considera a los rohingyas inmigrantes ilegales de Bangladesh y por tanto no les permite tener propiedades. Las autoridades preparan ya incluso la venta de las cosechas de los cultivos "abandonados" por los rohingyas para ganar así millones.

Casi 600.000 rohingyas han cruzado la frontera con Bangladesh desde el 25 de agosto, cuando milicianos rohingyas atacaron a los militares. La respuesta del Ejército ha sido una campaña de limpieza étnica, violaciones, asesinatos y torturas y muchos de los poblados rohingya del estado de Rajine han sido incendiados.

La líder birmana, Aung San Suu Kyi, ha asegurado que quien pueda demostrar que vivía en Birmania, podrá regresar, pero los seis funcionarios implicados en el plan de repatriación y reasentamiento entrevistados por Reuters han matizado esta propuesta. Así, ya se ha planificado cosechar los campos "abandonados" por los rohingyas para posteriormente vender lo obtenido y reubicar a los retornados en "aldeas modelo" posiblemente en condiciones de confinamiento, según revelan documentos oficiales obtenidos por Reuters.

Uno de los residentes en los campamentos de refugiados de Bangladesh, Jamil Ahmed, ha expresado su deseo de regresar a Kyauk Pan Du, en Rajine, de donde huyó a finales de agosto apresuradamente con apenas un puñado de documentos que demostrarían la propiedad de sus campos de cultivo que abandonó.

"No me llevé adornos ni joyas. Solo tengo estos documentos. En Birmania es necesario presentar documentos para demostrarlo todo", ha argumentado Jamil Ahmed, de 35 años de edad. Los papeles, algunos deteriorados, demuestran que cultivaba allí patatas, pimientos, almendras y arroz, pero puede que estos papeles no basten.

"Depende de ellos. Quienes no tienen la ciudadanía no pueden ser propietarios", ha explicado el ministro de Agricultura de Rajine, Kyaw Lwin, al ser interrogado durante una entrevista por la posibilidad de quienes vuelvan a Birmania puedan reclamar sus cultivos.

Los rohingyas son una minoría étnica de fe musulmana que se concentraba en Rajine. Eran más de un millón de personas antes del éxodo, pero el Gobierno birmano no les reconoce como ciudadanos porque considera que son descendientes de inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh. Así, Ahmed no está reconocido como ciudadano birmano a pesar de que su familia vivía en Rajine desde hace generaciones.

EL FUTURO DE LAS TIERRAS DE CULTIVO "ABANDONADAS"

Las autoridades estiman que los 589.000 rohingyas y 30.000 no musulmanes que han huido de Rajine por la violencia han dejado atrás unas 29.000 hectáreas de plantaciones de arroz abandonadas que deberán ser cosechadas para enero, según los planes oficiales.

Los documentos obtenidos por Reuters dividen la tierra en arrozales sembrados por "razas nacionales" --ciudadanos birmanos-- y por "bengalíes, un término utilizado en Birmania para referirse a los rohingyas. Los propios rohingyas lo rechazan porque implica que son inmigrantes ilegales de Bangladesh.

El ministro de Agricultura de Rajine, Kyaw Lwin, ha confirmado estos planes y ha subrayado que hay 18.200 hectáreas de "tierra bengalí sin dueño".

Dos docenas de cosechadoras del Ministerio de Agricultura comenzarán este mismo mes a cortar los tallos en las zonas bajo control militar. Así se cosecharán unas 5.800 hectáreas, según los planes gubernamentales, aunque otras fuentes apuntan a que cosecharán todos los arrozales contratando mano de obra si fuera necesario.

La cosecha se almacenará en silos gubernamentales y el arroz será donado a los desplazados por el conflicto o vendido, ha explicado el secretario del estado de Rajine, Tin Maung Swe, en declaraciones telefónicas a Reuters. "La tierra ha sido abandonada. No hay nadie para cosecharla, así que el Gobierno ha ordenado que se coseche", ha señalado. El arroz se paga a unos 630 euros por hectárea, por lo que el Estado birmano podría ganar millones más de 18 millones de euros solo con el arroz.

El subdirector de Human Rights Watch (HRW) para Asia, Phil Robertson, ha afirmado que el Gobierno debería al menos garantizar que el arroz se utilizará para ayuda humanitaria y no para sacar beneficios. "No puedes declarar sin dueño un arrozar después de utilizar la violencia y los incendios provocados para expulsar a los dueños del país", ha subrayado.

HRW denuncia basándose en imágenes de satélite que 288 pueblos rohingyas han sido incendiadas parcial o totalmente desde el 25 de agosto. Los refugiados señalan directamente al Ejército y a grupos budistas por estos incendios, pero Birmania denuncia que los propios rohingyas quemaron sus aldeas para hacer propaganda.

ALDEAS MODELO

Muchos de los refugiados temen regresar y no confían en las garantías planteadas por el Gobierno birmano. Quienes decidan volver tendrán que pasar por uno de los dos centros de recepción planificados en los documentos a los que ha tenido acceso Reuters.

Allí rellenarán un formulario de 16 puntos cuya información se cruzará con la que tengan las autoridades. Funcionarios birmanos de Inmigración llevan años visitando a los rohingyas para elaborar listados y fotografiar a las familias.

En el caso de que se hayan perdido los documentos, compararán sus fotografías con las que tiene Inmigración, ha explicado el secretario permanente de Trabajo, Inmigración y Población, Myint Kyaing. Además, se aceptará para identificarse la "verificación nacional", un documento emitido a los rohingyas que no garantiza la ciudadanía. Este carné ha sido rechazado por los rohingyas, que rechazan ser considerados inmigrantes recién llegados.

Después serán reubicados en "aldeas modelo". "La creación de campamentos provisionales o asentamientos similares a campamentos conlleva grandes riesgos como que los retornados y desplazados terminen confinados en estos campamentos durante una larga temporada", ha argumentado el portavoz de la ONU Stanislav Saling a través de correo electrónico.

El secretario permanente de Bienestar Social, Ayuda y Reasentamiento, Soe Aung, ha defendido que los nuevos núcleos poblacionales sean de no más de 1.000 hogares alineados en líneas rectas para facilitar el desarrollo. "En algunas aldea había tres casas por aquí, cuatro por allá,... Por ejemplo, no había carretera para que pudieran llegar los camiones de Bomberos cuando se declararon los incendios", ha subrayado Aung.

"No vamos a volver atrás así", ha apuntado Mushtaq Ahmed, de 57 años, agricultor de la aldea de Myin Hlut que vive ahora en el campamento de refugiados de Tenjali, en Bangladesh. "Solo volveré si puedo volver a mi casa y recuperar mi tierra. Hemos invertido todo nuestro dinero en esos arrozales. Nos están matando con espadas y balas", ha denunciado.

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