Romper las cadenas de la esclavitud infantil

Niños afganos trabajando en una fábrica de ladrillos
MOHAMMAD ISMAIL / REUTERS
  
Actualizado: sábado, 16 abril 2016 11:29

MADRID, 16 Abr. (Por Ana Muñoz, responsable de comunicación de Misiones Salesianas) -

   Naya hoy es una persona diferente. Hace un año fue rescatada del infierno. "Sólo recuerdo el dolor y salir corriendo de mi casa muerta de vergüenza por las ropas andrajosas que llevaba. Pero también recuerdo que gente buena me llevó al hospital para que me curaran, porque la señora del hogar en el que trabajaba me echó agua hirviendo encima porque creía que hacía las tareas demasiado despacio".

   Naya tuvo la mala suerte de nacer en una familia pobre de Calcuta. Su padre murió cuando tenía pocos años y su madre lo hizo unos meses más tarde. Su abuela no podía cuidar de todos los hermanos y Naya fue vendida a una familia por 80 rupias, 1 euro.

   Naya no es un caso extraordinario. Hoy, nueve millones de niños y niñas en todo el mundo viven como esclavos o sometidos a prácticas similares a la esclavitud. Hoy, 2016, cuando hace más de 200 años que la esclavitud fue abolida.

   Desde MISIONES SALESIANAS hemos lanzado la campaña "Rompe sus cadenas" para pedir medidas que acaben con esta lacra del siglo XXI. Los menores más desfavorecidos son víctimas vulnerables de personas sin escrúpulos que los utilizan para trabajar en minas, industrias, en fincas agrícolas, como trabajadores domésticos... mafias que los obligan a mendigar o a prostituirse.

CAUSAS DE LA ESCLAVITUD

   La pobreza y la falta de oportunidades de millones de niños y niñas son una de las causas de que grupos organizados o no se aprovechen, exploten y esclavicen a los menores. Muchas familias venden a sus hijos, como la familia de Naya, por la falta de recursos.

   Sin embargo, muchas otras creen que sus hijos e hijas tendrán una oportunidad con aquella persona que les ofrece un sueldo y educación. A veces, los chicos escapan de sus hogares para intentar ganarse la vida y solos en la ciudad es más fácil que caigan en redes de tráfico y explotación.

   Aunque la pobreza no es la única causa. Muchos de estos niños, niñas y jóvenes vienen de familias desestructuradas. Hay padres, madrastras o padrastros, tíos... que les maltratan o que abusan de ellos. Esta es otra razón de que los menores se escapen y caigan en manos de los explotadores.

Trabajo infantil

   La demanda de mano de obra barata es otro factor para que millones de niños y niñas sean víctimas de la explotación y la esclavitud. Más de 215 millones de menores se ven obligados a trabajar, 115 lo hacen en trabajos peligrosos, más de cinco en trabajos forzosos... Todo por sueldos escasos y muchos de ellos por un plato de comida o por nada, como esclavos.

   Las niñas, sobre todo, sufren la amenaza de los matrimonios forzosos. Unas 10 millones de menores de 18 años son obligadas a casarse. Niñas que dejan sus estudios, los cuidados de su familia y pasan a convertirse en cuidadoras cuando no están preparadas. Además, muchas de ellas sufren la violencia de sus maridos y maltratos por parte de su nueva familia.

MISIONEROS EN ACCIÓN. FINAL FELIZ PARA NAYA

   Para muchos niños las instalaciones de los misioneros salesianos son el primer hogar que tienen. Y en uno de esos centros salesianos es dónde Naya fue enviada tras recuperarse en el hospital. Hoy es una jovencita de 13 años que ha vuelto a sonreír. Recibe clases para aprender a leer y escribir. Le gustaría encontrar un chico con el que casarse, que la respetase y con el que formar una familia. Su sueño, ser abogada para ayudar a otros niños y niñas como ella.

   Esta es la realidad a la que se enfrentan los misioneros salesianos en muchos de los países en los que están presentes y desde hace años trabajan para que estos niños puedan recuperar parte de su infancia.

   En Colombia, por ejemplo, en la Ciudad Don Bosco de Medellín, los misioneros ayudan a la reinserción de niños y niñas que han estado en la guerrilla o menores que trabajaban en las minas.

Trabajo infantil

   En India, hay centros salesianos situados en regiones donde los niños y niñas trabajan en fábricas de ladrillos para intentar abrir sus horizontes. Tratan de que los menores puedan tener mejores condiciones de trabajo y que los empresarios les den un tiempo para estudiar y para jugar. Además, los misioneros salesianos realizan actividades de prevención y sensibilización con los menores y con las familias para que no se dejen engañar.

   En muchos países de África, como Costa de Marfil, Malí, Senegal, Benín... los Salesianos también hacen frente a esta realidad de niños explotados yendo en su busca por los mercados o en las fronteras para que los niños no sean víctimas de la trata.

   Las cadenas son muchas, pero es hora de romperlas y exigir la protección de los niños y niñas de todo el mundo.