"La salida de Grecia del euro no es buena para nadie", asegura
RÍO DE JANEIRO, 7 Jul. (EUROPA PRESS) -
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha reiterado que, pese a que parte de la oposición siga hablando de 'impeachment' por su presunta implicación en el escándalo de Petrobras, no caerá, al tiempo que ha aclarado que no tiene miedo y que esos partidos son "un poco golpistas".
"No hay base para que caiga, y que lo intenten. Si hay una cosa de la que no tengo miedo es de eso", ha afirmado en una entrevista con el diario 'Folha de São Paulo', donde también ha criticado que la oposición que dice que no terminará su mandato confunde sus deseos con la realidad, porque no hay pruebas para poder apartarla del cargo.
Rousseff lleva apenas seis meses de su segundo mandato y está en su momento más difícil desde que asumiera la presidencia en 2010, cercada por las sospechas de financiación irregular de campaña y la popularidad por los suelos --la última encuesta del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), divulgada la semana pasada, apuntaba que tan sólo un 9% de la población aprueba su gestión--.
La presidenta asume la dificultad del momento pero rebate a quienes hace poco difundieron el rumor de que había intentado quitarse la vida y que estaba traumatizadísima: "No quise suicidarme cuando me querían matar (en referencia a las torturas que sufrió durante la dictadura) ¿A cambio de qué me voy a suicidar ahora? Es absolutamente desproporcionado", ha remarcado.
Ha reiterado que no siente ninguna culpa "ni desde el punto vista moral ni desde el punto de vista político" y lamenta que cuando sus campañas reciben donaciones privadas estén en el punto de mira, mientras que cuando el que recibe dinero es un adversario político nadie lo cuestiona.
También ha dicho que le parece "extraño" el modo en que el juez de la 'Operación Lava Jato', Sérgio Moro, ha mandado a la cárcel a los presidentes de las empresas Oderbrecht y Andrade Gutierrez, y que le gustaría que hubiera más fundamento en casos de prisión preventiva de personas conocidas.
Además, se ha referido a las críticas que vienen del lado amigo, como las del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y las del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB), la principal formación de su base aliada. Sobre Lula ha dicho que tiene derecho a decir lo que quiera, y sobre el PMDB que es "óptimo" y que en ningún caso está intentando apartarla del cargo.
LA ECONOMÍA BRASILEÑA Y GRECIA
Sobre las dificultades de la economía brasileña ha confesado que "nunca" imaginó que el PIB del país se fuera a contraer un 1% este año -la hipótesis más probable- y ha remarcado que es "dificilísimo" prever cuándo comenzará la recuperación.
"Vamos a hacer la previsión más conservadora posible para que salgamos el año que viene. La más optimista es que ya salgamos a final de este año. La más probable es que empecemos a tener indicios. No esperamos una recuperación acelerada a final de año. Nadie realista espera eso. Es normal", ha dicho.
Preguntada sobre la crisis griega y el efecto que puede tener en Europa y en el escenario mundial la mandataria brasileña ha subrayado que la salida de Grecia del euro no es buena ni para el país ni para la Unión Europea. "No es buena porque abre una hipótesis", ha dicho, y ha aprovechado para marcar distancias con los ajustes que su Gobierno está realizando en Brasil y el que se ha hecho en Grecia en los últimos años: "El mío no es igual que el suyo. Yo no he cortado el salario real".