MADRID, 5 Feb. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno de Ruanda ha negado este jueves que el país esté reclutando y entrenando a refugiados burundeses con el objetivo de derrocar al presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza, tal y como han denunciado expertos de Naciones Unidas.
"Las acusaciones infundadas derivan del hecho de que Ruanda ha estado acogiendo a refugiados considerados hostiles a Buyumbura", ha dicho la ministra de Exteriores ruandesa, Louise Mushikiwabo, en referencia al Gobierno burundés.
Así, ha subrayado que la crisis en Burundi "fue de fabricación propia", al tiempo que ha pedido que se hagan esfuerzos para solucionarla, "en lugar de buscar chivos expiatorios", según ha informado la cadena de televisión británica BBC.
El documento de los expertos de la ONU, al que ha tenido acceso la agencia británica de noticias Reuters, contiene la acusación más firme sobre la injerencia de Ruanda en los asuntos de Burundi y llega en medio de los temores sobre una escalada violenta en el país africano.
El informe recoge las declaraciones de 18 combatientes rebeldes, que han reconocido a los expertos de la ONU que analizan las sanciones aplicadas a República Democrática del Congo (RDC) que fueron entrenados en un bosque en Ruanda.
"Todos dijeron al grupo que fueron reclutados en el campamento de refugiados de Mahama, en el este de Ruanda, entre mayo y junio de 2015, y que recibieron dos meses de entrenamiento militar por parte de instructores, entre los que había militares ruandeses", afirma el documento.
El documento de la ONU no explica por qué los combatientes burundeses cruzaron la frontera con RDC, si bien el 'número dos' de la legación diplomática rusa en Naciones Unidas, Petr Iliichev, aseguró en enero que había informaciones sobre la llegada de rebeldes burundeses al país para reclutar combatientes.
LA CRISIS EN BURUNDI
El país africano está envuelto en una crisis política desde que el presidente decidiera presentarse a un controvertido tercer mandato, algo que la oposición criticó como inconstitucional. Desde entonces, han muerto al menos 400 personas y unas 220.000 han huido a países vecinos.
La oposición aseguró que su reelección violaba los términos del acuerdo de paz que se firmó en 2005 tras doce años de guerra civil. Este acuerdo de paz incluía reformas en el Ejército, que fue absorbido por los rebeldes, de mayoría hutu, y que había sido dirigido por la minoría tutsi.
Nkurunziza ha acusado en numerosas ocasiones a Ruanda y a otros países de Occidente de entrometerse en sus asuntos internos, si bien el presidente ruandés, Paul Kagame, ha rechazado dichas acusaciones.
Los países occidentales temen que Burundi podría vivir de forma interna un conflicto entre etnias, desestabilizando la región que fue testigo del genocidio de Ruanda en 1994. Al igual que Ruanda, Burundi posee una mayoría étnica hutu y una minoría tutsi.