La compañía rusa encargada de fabricar el sistema de defensa aérea BUK, que fue usado para derribar el avión de pasajeros malasio en el este de Ucrania, ha afirmado este martes que el aparato fue alcanzado por un misil desplegado por Ucrania que no es utilizado normalmente por los militares rusos.
La empresa en cuestión, Almaz-Antey, de titularidad estatal, ha realizado su propio análisis de los restos del avión de Malaysian Airlines que fue derribado el 17 de julio del año pasado, y en el que perdieron la vida 298 personas. La compañía ha indicado que el avión fue alcanzado por un misil tierra-aire BUK 9M38M1, armado con una cabeza explosiva modelo 9H314M.
Los agujeros de metralla encontrados en los restos del avión coincidían con los que suelen dejar este tipo de misiles y cabezas explosivas, ha asegurado la empresa.
La compañía ha asegurado, sin embargo, que este tipo de misiles lleva sin producirse en Rusia desde 1999 y que los últimos que se fabricaron fueron vendidos a países extranjeros. La empresa también ha añadido que en la actualidad las Fuerzas Armadas rusas usan principalmente cabezas explosivas modelo 9M317M en los misiles con el sistema BUK.
"Ni la compañía ni ninguna de sus empresas asociadas pueden haber suministrado este tipo de misiles en pleno siglo XXI" ha afirmado el director ejecutivo de Almaz-Antey, Yan Novikov, en una rueda de prensa dirigida por el servicio de prensa del Kremlin.
Después de una presentación de la empresa traducida simultáneamente en tres idiomas, Nokinov ha asegurado que las Fuerzas Armadas ucranianas cuentan todavía con este tipo de misiles en su arsenal desde 2005, cuando mantuvieron ciertas conversaciones con Almaz-Antey para prolongar la vida útil de los misiles.
Criticando las sanciones impuestas a Almaz-Antey por parte de la Unión Europea, Nokinov ha asegurado que la compañía "no estuvo involucrada en la catástrofe del boeing malasio", por lo que ha considerado "injustas las sanciones a la compañía".
Cuando se impusieron las sanciones contra Almaz-Antey, la UE afirmó que la compañía produjo armamento antiaéreo que las autoridades rusas habían suministrado a los separatistas prorrusos que luchaban contra las fuerzas ucranianas en el este de Ucrania.
SIN UNA CONCLUSIÓN CLARA
Moscú niega cualquier responsabilidad en el accidente de la aeronave, al igual que niega enviar armas y soldados en apoyo a los separatistas prorrusos, a pesar de que las potencias occidentales y Kiev afirman que cuentan con pruebas suficientes de esto último.
Altos cargos rusos afirmaron inicialmente que el vuelo MH17 fue derribado por un avión militar ucraniano, pero estas declaraciones fueron tachadas de ridículas en el extranjero. Las autoridades rusas afirman ahora que es probable que el avión fuera alcanzado por un misil lanzado desde territorio controlado por las fuerzas ucranianas.
Ucrania, por su parte, ha negado que sus fuerzas derribasen el avión. Investigadores holandeses, que lideran la investigación internacional sobre el suceso, han afirmado que su principal hipótesis es que el avión fuese bombardeado por un misil del tipo BUK fabricado por Rusia.