MADRID, 2 Nov. (EUROPA PRESS) -
Rusia ha tratado de desmontar este jueves algunas de las pruebas en las que el equipo de investigación conjunto de la ONU y la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) basó las conclusiones del informe en el que acusa al Gobierno de Bashar al Assad de usar gas sarín en el ataque realizado el pasado 4 de abril sobre la localidad siria de Jan Sheijún, que dejó cerca de cien muertos.
Mijail Ulianov, director del Departamento de No Proliferación del Ministerio de Exteriores de Rusia, ha contado a la agencia de noticias Sputnik que, de acuerdo con el propio informe, 57 de los 247 heridos por el ataque químico "llegaron a centros médicos antes de producirse".
Ulianov ha criticado que el Mecanismo de Investigación Conjunto (JIM, por sus siglas en inglés) haya recogido e ignorado al mismo tiempo este dato a la hora de elaborar sus conclusiones. En su opinión, esto prueba que se trata de un informe parcial.
En la misma línea, una fuente del Ministerio de Defensa ruso citada por la agencia de noticias RIA Novosti ha afirmado que los cazas sirios SU-22 que habrían lanzado el ataque químico ni siquiera estaban cerca de Jan Sheijún el día de los hechos.
El pasado 27 de octubre, el JIM presentó su informe definitivo al Consejo de Seguridad de la ONU, en el que afirma estar "seguro" de que el régimen de Al Assad fue el responsable del uso de gas sarín, conforme a "suficientes pruebas creíbles y destacables".
Los investigadores de la ONU y la OPAQ ya habían determinado de forma "incontrovertible" en informes anteriores que en el ataque de Jan Sheijún, que dejó cien muertos, se usó gas sarín, si bien hasta este último informe habían rehusado señalar a los responsables del mismo.
Los países occidentales, liderados por Estados Unidos, no han dudado en responsabilizar a las autoridades sirias de este ataque químico, ya que Jan Sheijún estaba en manos opositoras. En respuesta, el Gobierno de Donald Trump lanzó un ataque aéreo contra una base militar del régimen de Al Assad en Homs.
Al Assad ha negado reiteradamente el uso de armas químicas y ha recordado que, en virtud del acuerdo alcanzado en 2013 --tras otro gran ataque atribuido a Damasco-- con Rusia y Estados Unidos, entregó todos sus arsenales tóxicos a la comunidad internacional para que fueran destruidos.
Este informe "es (resultado) de la implementación de las instrucciones de la Administración estadounidenses y de los países occidentales para ejercer mayor presión política y amenazar la soberanía de Siria", dijo el Gobierno de Al Assad en respuesta a la ONU y la OPAQ.