Actualizado: miércoles, 13 agosto 2014 6:51

WASHINGTON, 13 Ago. (Reuters/EP) -

   El secretario de Defensa de Estados Unidos, Chuck Hagel, ha anunciado este martes que Washington ha enviado a otros 130 militares a Irak, en el marco de los intentos del Gobierno estadounidense de ayudar a Bagdad en sus combates con el grupo extremista suní Estado Islámico.

   Hagel, que ha dado una conferencia ante las tropas estacionadas en Camp Pendelton, base de los Marines ubicada en California, ha detallado que los militares ya han llegado a un área ubicada en los alrededores de Erbil, capital de la región semiautónoma del Kurdistán.

   "No se trata de botas sobre el terreno para operaciones de combate", ha detallado Hagel, según ha recogido la cadena de televisión británica BBC.

   Fuentes del Departamento de Defensa han afirmado que este equipo "analizará la situación humanitaria y desarrollará opciones de ayuda más allá de las actuales operaciones de entrega (de ayuda) por vía aérea para apoyar a los civiles desplazados atrapados en la montaña de Sinyar".

   Los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido han entregado ayuda humanitaria por vía aérea en los últimos días, lo que se ha unido a los bombardeos ejecutados por Washington contra las posiciones del grupo extremista suní Estado Islámico --antiguo Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS)--, en su primera acción militar en el país desde la retirada de sus tropas en 2011.

   Los yazidíes huyeron la semana pasada de Sinyar tras la captura de la ciudad por parte de la formación 'yihadista', que les considera infieles --su fe tiene vínculos con el zoroastrismo-- y ha procedido a destruir sus lugares sagrados y ejecutar a decenas de personas.

   El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha detallado que 31.000 iraquíes, la mayoría residentes en Sinyar, han llegado al Kurdistán en los últimos días.

   El ISIS proclamó a finales de junio el Califato Islámico y nombró califa a su líder, Abú Bakr al Baghdadi. La nueva organización se declara Estado independiente y reclama que todos los musulmanes del mundo le juren fidelidad.

   Desde entonces, ha lanzado numerosas campañas de venganza contra la comunidad chií y otras comunidades minoritarias de las zonas que controla, como la cristiana y la yazidí, ejecutando a decenas de personas y destruyendo numerosos lugares de culto.

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