MADRID, 31 Dic. (EUROPA PRESS) -
La disidencia de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) conocida como Segunda Marquetalia, ha anunciado este viernes su intención de sentarse a negociar un acuerdo de paz con el Gobierno del presidente colombiano Gustavo Petro, todo ello una vez terminen los diálogos exploratorios que se están llevado a cabo con el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
"Informamos al país y al Gobierno del presidente Petro que nuestros plenipotenciarios para un eventual diálogo de paz son, los compañeros Walter Mendoza, Iván Alí, Yurleni Guerrero y otros compañeros que se sumarían más adelante a la mesa", ha notificado la guerrilla en una carta en la que también han comunicado sus deseos de fin de año para el país, ha informado 'El Colombiano'.
"Nosotros no podemos seguir condenados a la guerra eterna. Es hora de brindarle a las futuras generaciones las posibilidades de vivir en paz, reconciliación y buen vivir para los más de 30 millones de pobres. Nuestro mayor sueño y deseo para Colombia en el año nuevo es un porvenir de paz construido sobre la base de la dignidad humana", ha agregado el grupo armado en la carta al Ejecutivo colombiano.
Segunda Marquetalia había manifestado anteriormente su voluntad de sumarse a la 'Paz Total' del Gobierno de Petro, si bien ha reiterado su petición de llegar a un acuerdo político para que sus demandas se vean representadas en las instituciones, según el citado diario.
En este sentido, la disidencia de las FARC han enfatizado que, si se logra llegar a un acuerdo de paz entre los grupos armados y el Gobierno, saldrían beneficiadas "todas las partes involucradas en el conflicto armado colombiano, incluyendo a la fuerza pública", motivo por el que "se podrían centrar esfuerzos en frenar de manera definitiva los asesinatos de líderes y lideresas sociales, que ya suman más de 180 en 2022".
Además, Segunda Marquetalia ha propuesto en su comunicado la creación de "una nueva Comisión de la Verdad" que se encargue de investigar quiénes fueron los culpables del saboteo a los acuerdos de paz de La Habana en lo que ellos llamaron "la cúpula del Estado".