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Archivo - Ciudadanos de Senegal hacen cola frente a un colegio electoral en la capital, Dakar, para votar en las municipales de 2022 (archivo) - Europa Press/Contacto/Abdoulaye Ba - Archivo
Las presidenciales tendrán lugar después de que el Constitucional rechazara la propuesta de enviar la votación a diciembre y entre denuncias opositoras contra Sall
MADRID, 23 Mar. (EUROPA PRESS) -
Senegal celebra este domingo unas controvertidas presidenciales en medio de una grave crisis política a causa de la represión contra la oposición y la decisión del presidente saliente, Macky Sall, de aplazar en febrero la votación, lo que llevó al Constitucional a anular la propuesta de diciembre como fecha alternativa y a forzar que tuvieran lugar antes del fin de su mandato, a principios de abril.
La decisión de aplazar las elecciones ha elevado aún más las tensiones en el país, considerado hasta hace poco como una de las democracias más estables en África occidental, una región marcada durante las últimas décadas por una serie de golpes de Estado militares e incluso guerras civiles.
El aplazamiento, considerado por la oposición como un intento de Sall de aferrarse al cargo, fue anulado posteriormente por el Consejo Constitucional, si bien esto no ha amilanado a los opositores a la hora de denunciar que las autoridades han sobrepasado sus funciones en numerosas ocasiones durante los últimos años, incluida la detención y encarcelamiento de destacadas figuras opositoras y su descalificación de los comicios.
Sall, que ha cumplido ya los doce años de los dos mandatos que contempla como máximo la Constitución senegalesa, ha defendido en todo momento sus acciones y ha afirmado que nunca se planteó seguir más allá de su mandato, incluida su promesa de no volver a concurrir a las urnas cuando la oposición le acusaba de sopesar esta posibilidad e incluso de abandonar el puesto y dejar un vacío de poder si las elecciones tenían lugar después del 2 de abril.
La ausencia del mandatario saliente en las papeletas ha llevado a su partido, el gubernamental Partido Alianza para la República (ARP) a apostar por el primer ministro, Amadou Ba, como candidato a la Presidencia, un político que representa una imagen de continuidad y que, sin embargo, ha generado discrepancias en el seno de su propia formación por las dudas sobre el apoyo popular con el que cuenta.
Ba tendrá en Bassirou Diomaye Faye --del PASTEF, disuelto por las autoridades-- a su principal rival, dado que cuenta con el respaldo del líder opositor del país, Ousmane Sonko, quien no ha podido presentarse tras ser condenado por "corrupción de la juventud" tras un polémico caso por supuesta violación --cargos de los que fue absuelto--. Tanto Sonko como Faye fueron liberados de prisión la semana pasada en el marco de una amnistía aprobada por Sall tras un proceso de diálogo nacional, medida vista como un intento del presidente de calmar los ánimos de cara a las elecciones.
Sonko, líder del PASTEF y alcalde de la ciudad de Ziguinchor, es una figura popular en el país por sus críticas a las élites y sus promesas a los jóvenes sobre empleo y un futuro mejor, lo que ha recabado un importante semillero de votos en este grupo, a pesar de las críticas contra él desde diversos sectores por lo que describen como unas tácticas populistas para intentar hacerse con el poder.
Además de Sonko, Karim Wade, hijo del expresidente Abdoulaye Wade, ha sido otro de los políticos cuya candidatura ha sido rechazada, una decisión que, precisamente, estuvo detrás del aplazamiento electoral, dado que el Parlamento aprobó una investigación en torno a la decisión del Constitucional, lo que forzó el aplazamiento hasta el fin de la pesquisa, algo finalmente descartado por el Constitucional. La formación de Wade, el Partido Democrático Senegalés, anunció el viernes su apoyo a Faye en las elecciones.
Por su parte, junto a las candidaturas de Ba y Faye destacan las de Idriss Seck, quien fue primer ministro hace cerca de dos décadas --y posteriormente cesado y encarcelado por corrupción--, y el exalcalde de Dakar Khalifa Sall, una destacada figura opositora. Asimismo, entre los 19 candidatos --dos de los cuales se han retirado durante los últimos días-- figura una única mujer, Anta Babar Ngom, una empresaria de 40 años que ha prometido crear un millón de puestos de trabajo y abrir un banco para apoyar la independencia económica de las senegalesas.
A pesar de las destacadas ausencias, esta cifra de candidatos es la mayor en unas elecciones en la historia de Senegal, que celebrará además por primera vez unas presidenciales en las que el mandatario en el cargo no se presenta a las urnas, después de que Wade lo hiciera en 2012, cuando fue derrotado por Sall.
DETERIORO DEMOCRÁTICO
Las elecciones tendrán lugar además en el marco de las alarmas por el deterioro de la calidad de la democracia en Senegal tras las protestas y disturbios que se han sucedido desde 2021 por la primera detención de Sonko, acusado de violación.
Los seguidores de Sonko han acusado a las autoridades de instrumentalizar el aparato judicial para perseguir a sus críticos, unas denuncias que han ido al alza por la represión de estas movilizaciones y la percepción de una deriva de Sall hacia una política de una creciente línea dura en el país, considerado hasta hace poco como una isla de estabilidad.
El pico de esta crisis tuvo lugar en 2023, cuando las especulaciones en torno a la posibilidad de que el presidente se presentara a un tercer mandato --prohibido por la Constitución-- derivaron en unas movilizaciones cuya represión se convirtió en la mayor crisis política desde la independencia de Francia en 1960.
La organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) ha denunciado en varios informes un uso excesivo de la fuerza, incluido el uso de fuego real, para dispersar las manifestaciones en marzo de 2021, junio de 2023 y febrero de 2024, con más de 40 muertos y cerca de mil detenidos durante los últimos años, incluidos periodistas y activistas.
Por su parte, relatores de la ONU reclamaron esta misma semana a las autoridades que garanticen que los partidos, periodistas y activistas pueden ejercer sus libertades de asociación, asamblea y expresión durante el periodo electoral y aplaudieron la liberación de más de 500 detenidos --incluidos Sonko y Faye-- como parte de la citada amnistía.
"Pedimos a las autoridades que respeten las libertades fundamentales para un proceso democrático inclusivo y significativo y que pongan fin a las restricciones sobre las libertades públicas en el país durante los últimos años", recalcaron.
CRISIS ECONÓMICA
A esta situación se suma el ahondamiento de la crisis económica en Senegal, que ha llevado a cientos de senegaleses a aventurarse en travesías en embarcaciones precarias para intentar alcanzar las costas de las Islas Canarias a través del océano Atlántico. De hecho, la OIM destaca que, si bien el país ha sido tradicionalmente un importante país de destino para los migrantes en África occidental, durante los últimos años se ha convertido también en uno de tránsito y salida.
El país, en el que viven 16,7 millones de personas, ha sufrido diversos shocks económicos desde 2020, primero a causa de la pandemia de coronavirus y después por la invasión rusa de Ucrania, lo que ha provocado un aumento de los precios de los alimentos y la energía, reduciendo el crecimiento del PIB, según recoge el Banco Mundial.
El organismo hace hincapié en que esta situación, sumada a las interrupciones en la cadena de suministros y el aumento de la incertidumbre han "deprimido" la inversión privada, lo que ha causado un aumento de la inflación desde principios de 2022 que llegó a su punto más alto en décadas en noviembre de ese año, fecha desde la que se ha ido reduciendo.
Por ello, las elecciones figuran como un punto de inflexión para el país --que hasta ahora ha atravesado tres traspasos pacíficos de poder-- de cara a dar pasos hacia resolver la crisis política y económica y volver a sentarse como la principal democracia en esta zona del continente africano.