MADRID, 25 Sep. (EUROPA PRESS) -
Los separatistas ucranianos han ordenado a las agencias de Naciones Unidas que operan en las zonas bajo su control en la región de Lugansk (este) que pongan fin a sus actividades y abandonen la zona durante la jornada del viernes.
El titular de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA), Stephen O'Brien, ha expresado su "alarma" por la orden recibida y ha expresado su "gran preocupación" por la situación de acreditación y registro de ONG en la región de Donetsk.
"Una decisión por parte de las autoridades de facto en Donetsk sobre el futuro de las operaciones de la ONU sigue a la espera, y todas las actividades de las mismas han sido suspendidas", ha indicado a través de un comunicado.
"Las autoridades de facto en Lugansk y Donetsk tienen la obligación de permitir y facilitar un acceso humanitario rápido y sin restricciones. Su continuado fracaso en este sentido supone una violación flagrante del Derecho Humanitario", ha criticado.
O'Brien ha apuntado que "la suspensión de la práctica totalidad de los programas humanitarios en Lugansk y Donetsk desde mediados de julio pone vidas en riesgo e impide que los más vulnerables, entre ellos los niños, las mujeres y los ancianos, tengan acceso a los servicios básicos".
En este sentido, ha dicho que cerca de tres millones de personas se están viendo afectadas por la situación, añadiendo que unas 16.000 toneladas de ayuda humanitaria no pueden ser entregadas. Además, ha dicho que los hospitales no pueden llevar a cabo operaciones a causa de la falta de anestesia.
"Pido a las autoridades de facto de Lugansk y Donetsk que garanticen el reinicio inmediato de las actividades de la ONU y las ONG internacionales. Además, pido a cualquiera con influencia sobre estas autoridades para que garantice el reinicio inmediato de estas actividades", ha remachado O'Brien.
Ucrania y la OTAN acusan a Rusia de entregar armas y tropas a los separatistas del este del país, un conflicto que se ha saldado con la muerte de alrededor de 8.000 personas desde su estallido en primavera de 2014.
Rusia niega cualquier participación en el conflicto, así como las acusaciones de que esté intentando desestabilizar Ucrania, que estaba integrada en la Unión Soviética hasta su desmoronamiento en 1991.