Calle de Freetown (Sierra Leona)
REUTERS / AFOLABI SOTUNDE
Actualizado: sábado, 14 octubre 2017 8:42

Una de las víctimas asegura que no ha sufrido más palizas desde que su marido pasó por una de las escuelas

BOMBALI (SIERRA LEONA), 14 (Reuters/EP)

En las tres escuelas que existen en Sierra Leona destinadas a los padres de familia --que abrieron en 2012 después de que la iniciativa comenzara en Níger-- los hombres no sólo aprenden sobre cuestiones relativas a la salud de la mujer, sino que también se les anima de forma activa a acudir junto a sus mujeres y familias a servicios de planificación familiar.

Estas escuelas registran datos sobre los hombres y sus familias para hacer un seguimiento de sus visitas a los centros de salud en relación con cuestiones como la atención prenatal, las infecciones de transmisión sexual y la violencia de género.

"Todo lo que hacemos en estas escuelas está enfocado a mejorar la salud familiar entendiéndola como una unidad", ha asegurado la coordinadora del programa en el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), Betty Alpha.

Los jefes de la comunidad aplican las resoluciones de las escuelas como si fuesen leyes para asegurarse de que los hombres no eludan sus responsabilidades.

"Como soy parte de la escuela, los hombres están más contentos de cumplir las reglas", ha declarado Moiwa Balley, el alcalde de la ciudad de Bo, en el sureste de Sierra Leona.

"Si una mujer acude a cuidados prenatales sin su marido no será atendida hasta que él llegue, lo cual le avergonzará (a él)", ha añadido.

Estas escuelas van de la mano de otra iniciativa, el 'programa pamama', que anima a los hombres a poner en práctica junto a sus mujeres las lecciones que han aprendido, así como a discutir con ellas cuestiones como la posibilidad de compartir los gastos del hogar o el uso de métodos anticonceptivos.

En una de las sesiones, Saidu Lamine de 35 años, que solía golpear habitualmente a su mujer, Fati, e incluso se negaba a entregarle dinero para comida, ha contado que la escuela le ha cambiado la vida y ha hecho de él "un buen hombre".

"Ha cambiado, no más palizas", ha afirmado Fati. "Ahora es un buen padre y un buen marido", ha concluido.

LA VIOLENCIA ES UN FENÓMENO NORMALIZADO

El director de la ONG Stand to End Rape, Ayodeji Owosobi, ha explicado que la violencia doméstica es un fenómeno generalizado en todo el continente porque los hombres ven a las mujeres como su propiedad, al tiempo que aguantar un matrimonio dañino se entiende como un signo de fortaleza por parte de las mujeres.

"Esta creencia produce algo en el espíritu del hombre", ha señalado Owosobi. "Dicha creencia le indica que independientemente de lo que haga, la mujer se quedará, así se normaliza la violencia", ha añadido.

"Además, los niños ven estos abusos familiares como un ejemplo de masculinidad y como una medida de castigo necesaria en casa", ha subrayado.

Ante la lucha por sobrevivir en un país que se ha visto atormentado por la guerra civil y ha sido devastado por el peor brote de ébola del mundo --que infectó a 14.000 personas y acabó con la vida de unas 4.000 entre 2014 y 2016-- muchos hombres pagan su frustración golpeando a sus mujeres.

"Algunos hombres aún están traumatizados por la forma en la que perdieron a sus familias a causa del ébola", ha asegurado el responsable de asuntos psicosociales del Ministerio de Bienestar Social, Mujeres y Menores.

"Se ha producido un incremento de la violencia de género porque muchos hombres son incapaces de cuidar de sí mismos y de sus familias", ha agregado.

En 2016 el Banco Mundial denunció en un informe la situación de las mujeres en África, donde la violencia doméstica, a pesar de ser una problemática global, supera la gravedad con la que se produce en otras partes del mundo. El informe describía que las mujeres africanas son golpeadas por motivos como discutir, negarse a mantener relaciones sexuales o salir sin el consentimiento de sus maridos.

En los testimonios de estas mujeres que se recogían en el informe, una de cada dos reconocía que aceptaba la violencia doméstica, mientras que un tercio de ellas contaba que había sufrido tales abusos.

LOS MALOS HÁBITOS TARDAN EN DESAPARECER

Mientras que estas escuelas dirigidas a los hombres tienen como objetivo cambiar las actitudes y comportamientos de sus alumnos hacia las mujeres, las víctimas de violencia doméstica en Sierra Leona normalmente carecen de apoyo, de conocimiento de sus derechos o de cómo buscar justicia, según han denunciado los grupos defensores de los derechos de las mujeres.

Sierra Leona aprobó en 2007 una ley sobre violencia doméstica mediante la que se castigaba este tipo de abusos con dos años de cárcel y se definía el derecho de las víctimas a disponer de cuidados médicos gratuitos.

Sin embargo, rara vez se aplica la ley, ya que las víctimas deben pagar a un médico que realice un informe que deben presentar a la Policía, y en ocasiones también deben cubrir el coste de un abogado, ha explicado Simche.

"La violencia de género es más común en las comunidades rurales (...) y desafortunadamente la mayoría de las personas en estos entornos no es consciente de que la violencia doméstica o los abusos sexuales son delitos", han asegurado las autoridades.

"Aún me pega, pero no tanto como antes de entrar en la escuela", ha asegurado Aminata, una víctima de violencia de género. "Si tengo la oportunidad, y el dinero suficiente, escaparé con mis hijos a mi ciudad de origen", ha agregado.

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