El pueblo de Siria ha sufrido de forma inimaginable en los últimos cuatro años, podemos y debemos hacer más por ellos
MADRID, 14 Mar. (Por la doctora Joanne Liu, presidenta internacional de Médicos Sin Fronteras) -
Siria entra en su quinto año de conflicto y la guerra sigue estando definida por una violencia brutal que no distingue entre civiles y combatientes. Cientos de miles de personas han muerto y la mitad de la población ha huido bien dentro de Siria o a los países vecinos. Las ciudades sirias están asediadas y no reciben ninguna ayuda exterior. La gente está atrapada entre las siempre cambiantes líneas del frente mientras las fuerzas gubernamentales y una miriada de fuerzas armadas de oposición se enfrentan entre sí.
Miles de médicos, enfermeras, farmacéuticos y paramédicos han sido asesinados, secuestrados o se han visto desplazados por la violencia, dejando un enorme vacío en pericia y experiencia médica. De una cifra estimada de 2.500 médicos que trabajaban en Alepo al inicio del conflicto, menos de un centenar siguen en los hospitales que todavía operan en la ciudad.
Los gritos del pueblo sirio pidiendo ayuda llenan las redes sociales pero parece que se han convertido en un murmullo de fondo de la guerra siria. Con millones de personas con necesidad de asistencia, Médicos Sin Fronteras debería estar gestionando algunos de los mayores programas médicos en sus 44 años de historia. ¿Por qué no lo está?
Doctora Joanne Liu. Foto: Natacha Buhler/MSF
Cuando comenzó el conflicto, MSF comenzó a entregar suministros a redes de personal médico sirio que trataba a los heridos. No pudimos obtener autorización del Gobierno para trabajar dentro del país. Pero contactando directamente con los grupos de oposición, conseguimos negociar acceso a áreas que controlaban en el norte y comenzamos a suministrar ayuda directa a la población a través de la frontera.
Para 2013, gestionábamos seis hospitales en zonas controladas por la oposición, atendiendo miles de consultas, partos e intervenciones quirúrgicas. Las negociaciones con los numerosos grupos armados, aunque desafiantes, nos permitieron enviar a equipos médicos internacionales a trabajar codo con codo con los colegas sirios.
Tuvimos que negociar repetidamente acuerdos con diferentes comandantes locales para garantizar el respeto para nuestra presencia, para la seguridad de nuestros equipos y para la no injerencia en nuestras actividades médicas.
Los grupos cambiaban frecuentemente y renegociamos acuerdos con comandantes de Jeish el Mujahideen, Frente Islámico, Frente al Nusra, diferentes facciones del Ejército Libre Sirio, y Estado Islámico entre otros.
Sin embargo, nunca fuimos capaces suministrar ayuda directa a la mayoría de los sirios atrapados en el corazón del conflicto. La violencia y la inseguridad, los ataques contra instalaciones sanitarios y trabajadores médicos y la ausencia de autorización del Gobierno para trabajar en Siria han sido algunos de los principales obstáculos para ampliar las actividades médicas. Aún así, a pesar de lo insatisfechos que estábamos por nuestras limitaciones, todavía hacíamos más de lo que podemos hacer ahora.
ESTADO ISLÁMICO
A mediados de 2013, cuando los combatientes del ahora autodenominado Estado Islámico llegaron a zonas donde MSF había estado gestionando la mayoría de sus hospitales, se llegó a acuerdos con sus comandantes de que no interferirían con la gestión de los hospitales y que las estructuras médicas de MSF y su personal serían respetados.
Sin embargo, el 2 de enero de 2014, el todavía ISIS secuestró a trece miembros del personal de MSF. Entre ellos había ocho colegas sirios que fueron liberados en unas horas. Los cinco miembros restantes del personal expatriado fueron retenidos durante cinco meses. El secuestro precipitó la retirada de nuestros equipos internacionales y el cierre de las instalaciones sanitarias de MSF en las zonas bajo control de Estado Islámico.
Los líderes locales del ahora autodenominado Estado Islámico han pedido repetidamente a MSF que reanude su asistencia médica en sus zonas de control. Pero no podemos considerarlo, dado que Estado Islámico atacó a nuestros equipos y rompió un acuerdo con el que se había comprometido.
No se han obtenido las garantías necesarias de los dirigentes de Estado Islámico de que los pacientes y el personal de MSF no serán raptados o dañados. MSF todavía opera tres hospitales gestionados por personal de MSF sirio, uno en Atmeh y dos en Alepo, además de otras tres estructuras sanitarias en el norte de Siria. Pero la asistencia es limitada.
ALEPO
Los bombardeos aéreos en Alepo han matado y herido a miles de personas y han destruido casas e infraestructuras. En el este de Alepo, el acceso a la atención sanitaria es ahora virtualmente imposible debido a la falta de suministros y de personal médico cualificado.
Los equipos de MSF han observado un incremento en las complicaciones médicas, como un aumento de las complicaciones obstétricas, abortos y partos antes de término. Las dificultades para ofrecer atención postoperatoria y la falta de antibióticos están teniendo como resultado infecciones y una mayor mortalidad entre los pacientes quirúrgicos.
Al tiempo que nos hemos visto forzados a reducir las actividades médicas directas en Siria, hemos continuado apoyando a las redes médicas sirias en su cruzada incansable de tratar pacientes. Donar medicinas y material médico es esencial para que el personal médico sirio trabaje en las zonas asediadas y las zonas de conflicto activo.
Los suministros médicos son enviados por peligrosas carreteras salpicadas de puestos de control. La probabilidad de confiscación de materiales, arresto o incluso la muerte es alta. Esta forma de apoyo ciertamente se queda corta ante lo que se necesita. Muchas de las instalaciones apoyadas todavía carecen de equipamiento y de personal, y somos incapaces de suministrar asistencia directa para afrontar esas necesidades.
Un director médico en una zona asediada cerca de Damasco nos dijo que su hospital improvisado recibió 128 pacientes heridos tras un fuerte bombardeo en un mercado abarrotado. Su equipo consiguió salvar a 60 personas pero 68 pacientes murieron. Su equipo usó casi todos los suministros médicos de que disponía aquel día.
EJEMPLO DE AFGANISTÁN
Los equipos de MSF trabajan actualmente en algunas de las zonas de guerra más complejas, desde Afganistán a Sudán del Sur pasando por Yemen. Un centro de trauma de MSF que visité recientemente en el norte de Afganistán ilustra el tipo de asistencia que MSF debería ser capaz de ofrecer a la población de Siria.
En un centro de 80 camas gestionado por MSF en la ciudad de Kunduz, los combatientes heridos yacen en camas junto a antiguos enemigos o a civiles, todos necesitados de atención médica. Los colegas afganos y el personal internacional que trabajan en el hospital son aceptados por todos los grupos en esta zona disputada del país.
Las condiciones de trabajo seguras y la no injerencia médica han sido negociadas con todos los actores, incluido el Gobierno afgano, los líderes talibán y las fuerzas de la misión de la OTAN.
Aunque en Siria hace falta de forma desesperada un esfuerzo humanitario internacional a gran escala, no ocurrirá hasta que las partes en el conflicto se comprometan con las organizaciones humanitarias e identifiquen los pasos prácticos para permitirles operar de forma efectiva y segura. Todos los actores armados en este conflicto deben permitir acceso humanitario a civiles, como están obligados por el Derecho Internacional Humanitario.
El pueblo de Siria ha sufrido de forma inimaginable en los últimos cuatro años. La obstrucción continuada de la ayuda humanitaria aumenta su miseria. El pueblo de Siria está viendo denegada la mayoría de la asistencia fundamental y el mundo no puede continuar mirando para otro lado. Podemos y debemos hacer más por ellos.