Con la ayuda de un microcrétito de UNRWA, Hanan ha conseguido montar un negocio que se ha convertido en un ejemplo
MADRID, 19 May. (Por Pierre Krähenbühl, comisionado general de UNRWA) -
Escondida casi literalmente bajo los escombros de la guerra civil en Siria, hay una historia de éxito económico que apenas se ha contado. Hanan Odah es una refugiada de 30 años que vive en el campamento de refugiados de Jaramana, en Damasco.
Gracias a su empresa, mantiene a su familia de tres miembros varias veces desplazados. Su marido murió en el conflicto, pero ella se negó a verse sometida a la desesperación y a la dependencia de sus padres. Hanan fundó un negocio de papelería y perfumería, que gestiona desde la casa familiar gravemente dañada, que un día reconstruyó. Joven, innovadora y valiente, Hanan es la prueba viviente de que, mientras las grandes empresas se han derrumbado, las pequeñas empresas pueden sobrevivir e incluso prosperar.
Mientras altos mandatarios y las figuras clave de los negocios se reunen en el Foro Económico Mundial en Jordania esta semana, debería destinarse un pensamiento a Hanan, que vive los ideales que ellos defienden. Su caso debería resonar en sus reuniones que buscan "estimular el espíritu emprendedor" y trazar un camino hacia una "transformación económica inclusiva".
En julio de 2014, la violencia azotó el hogar y el negocio de Hanan. Huyó temiendo por su vida y, tras dos años de simplemente 'sobrevivir' junto con su familia, volvió a su casa, que había sido dañada y saqueada por completo.
Inmediatamente se puso a trabajar en la reconstrucción gracias a un primer préstamo de UNRWA en 2016. A eso hay que sumar los frutos de su trabajo: amplió su gama de productos, aumentó sus ingresos, y ahora busca llevar su negocio a otro nivel de expansión y reconocimiento de marca.
PÉRDIDAS ECONÓMICAS
Según el Centro Sirio para la Investigación Política, la desindustrialización ha infligido 254.700 millones de doláres en daños económicos a Siria. Sólo en 2015, la pérdida del PIB fue de 163.300 millones de dólares.
Como resultado del colapso económico, más del 85 por ciento de los sirios vivía en la pobreza a finales de 2015, con más del 69 por ciento de la población apenas sobreviviendo en la pobreza extrema. Se han perdido casi tres millones de puestos de trabajo y el desempleo supera ya el 50 por ciento.
Con fondos recientes de los donantes, en particular 1 millón de dólares de la UE, hemos ampliado el alcance de nuestras microfinanzas. Siempre en la búsqueda de ampliar horizontes, hemos estado rastreando activamente nuevas ubicaciones con desplazados internos para llegar a todavía más refugiados de Palestina y ayudarles con microcréditos donde se abran mercados con nuevas oportunidades. Al Huseniya, cerca de Damasco, es un buen ejemplo.
Los habitantes de esta ciudad huyeron cuando los grupos armados se apoderaron de ella, pero en la segunda mitad de 2015 la gente comenzó a regresar cuando los insurgentes fueron expulsados. Con la mejora de la situación de seguridad y el retorno de los refugiados de Palestina, UNRWA envió a Al Huseniya dos especialistas en microfinanzas.
MICROCRÉDITOS
En un año, se examinaron docenas de planes de negocios, se evaluaron los riesgos del mercado y se otorgaron 100 microcréditos, ayudando a asegurar un mejor nivel de vida para los refugiados que retornaban, permitiéndoles generar ingresos, y reparar y amueblar sus viviendas, saliendo así ellos y sus familias de la trampa de la pobreza y la dependencia económica.
En toda Siria, el Departamento de Microfinanzas de UNRWA desembolsó 9.520 créditos en 2016, por un valor de casi dos millones de dólares. Podemos aprovechar esta tendencia y expandirnos con el apoyo de donantes y socios.
Rindo homenaje al personal de UNRWA, que ha conseguido esto pese a todas las dificultades. Durante la guerra de Siria, la mayoría de las oficinas de microcréditos de UNRWA fueron dañadas. Además, la guerra ha afectado significativamente a nuestro personal y sus familias. Antes del conflicto contábamos con 130 empleados en seis oficinas en todo el país. La mayoría provenía del ya devastado campamento de refugiados de Yarmuk en Damasco, donde estaba nuestra oficina de microfinanzas más grande.
Más de la mitad de nuestro personal de microfinanzas ha huido del país y un tercio ha sido desplazado. En contra de las probabilidades, buscamos retener al personal según lo permitan las circunstancias y hemos reasignado personal a nuevas sucursales a medida que se han encontrado oportunidades.
Nuestros créditos también se han ido desarrollando con flexibilidad en respuesta a la evolución del conflicto. En la actualidad hay cinco tipos de productos dependiendo del tipo de emergencia en Siria, todos con tal de ayudar a la población refugiada de Palestina a reconstruir sus casas y a mantener unos ingresos medianamente estables, logro meritorio mientras la guerra prosigue sin descanso en el país.
El trabajo de microfinanzas de UNRWA es un ejemplo raro, pero significativo, de esperanza en el país. A medida que los líderes del Foro Económico Mundial se esfuerzan por dar respuestas innovadoras, flexibles e inclusivas al conflicto más traumático de nuestra época, espero que puedan ver la historia de Hanan reveladora, instructiva e incluso inspiradora.
Ella es una joven mujer extraordinaria que, frente a una adversidad indescriptible, está transformando valientemente su comunidad desde dentro, un plan de negocio que es a la vez lo que el Foro Económico Mundial se esfuerza por alcanzar.