Mural en solidaridad con Ucrania en Binnish, Siria - Anas Alkharboutli/dpa
La prolongación del conflicto ucraniano podría hacer que Rusia retire efectivos vitales para el régimen de Al Assad
MADRID, 13 Mar. (EUROPA PRESS) -
La implicación de Rusia en la guerra en Siria en septiembre de 2015 del lado de Bashar al Assad fue un punto de inflexión que ha permitido al presidente sirio recuperar buena parte del terreno perdido frente a los rebeldes. Ahora, con Rusia inmersa en un nuevo conflicto en Ucrania el panorama, que era cada vez más halagüeño para Al Assad, podría volver a cambiar.
El presidente sirio fue de los primeros en apoyar la "operación especial" lanzada por Vladimir Putin sobre Ucrania para "desnazificar" el país el pasado 24 de febrero. No es de extrañar, subraya Aron Lund, experto de la Agencia de Investigación de Defensa sueca (FOI), ya que "el régimen de Al Assad es demasiado dependiente de Rusia como para cuestionar la política del Kremlin, especialmente en una cuestión de tanta importancia para los rusos".
Sin embargo, el que "Rusia se vea distraída o debilitada por la guerra y las sanciones occidentales podría ser malo para su socio sirio", advierte en comentarios para ISPI.
Un análisis que comparte The Soufan Center, que considera que el conflicto en Ucrania "podría potencialmente alterar el curso de la naturaleza de los campos de batalla en Siria", donde en los últimos cuatro años la oposición a Al Assad ha quedado prácticamente confinada a la provincia de Idlib, en el noroeste.
Si el conflicto en Ucrania se prolonga y evoluciona hacia una "campaña de contra insurgencia o se convierte en una guerra más amplia en el este de Europa, es concebible que Putin se vea obligado a replegar efectivos militares rusos desde Siria a Ucrania", subraya este grupo de análisis. Moscú cuenta con una base aérea en Hmeimin y una base naval en Tartus.
"Las fuerzas sirias por sí solas, exhaustas tras años de guerra, no son suficientes para evitar que la oposición avance hacia el territorio controlado por el Gobierno si se saca a la aviación rusa del campo de batalla", advierte, previniendo que esto conllevaría con toda probabilidad un mayor papel de Irán en Siria.
Además, según Soufan Center, una menor presencia militar rusa "potencialmente podría permitir que las células de Estado Islámico en Siria, así como en Irak, amplíen sus operaciones e intenten volver a capturar el territorio que perdieron desde 2015 fuente a Estados Unidos y sus aliados".
IMPACTO ECONÓMICO
Sin embargo, lo que más preocupa a los sirios --y podría a la larga complicar la situación a Al Assad-- es el impacto económico que la contienda en Ucrania pueda tener en Siria. Por lo pronto, la lira siria ha experimentado una fuerte caída frente al dólar y el Gobierno sirio ha procedido ya a racionar bienes básicos como el trigo, el azúcar o el aceite para cocinar.
Ucrania y Rusia son responsables de alrededor de un tercio de las importaciones de trigo en todo el mundo, de ahí el que los precios se hayan disparado desde el inicio del conflicto y se tema que en los próximos meses pueda haber problemas de abastecimiento.
Aunque Siria también produce trigo, los once años de guerra han afectado gravemente la capacidad de producción del país, por lo que la subida de los precios o la escasez de este alimento básico tendrán un fuerte impacto en la población.
La situación humanitaria en el país ya era dramática. El 90 por ciento de la población vive actualmente por debajo del umbral de la pobreza, 12 millones se enfrentan ya a inseguridad alimentaria y hay 14,6 millones que necesitan ayuda humanitaria, una cifra sin precedentes, según la ONU.
El país sufre además a la peor sequía en décadas mientras que la inflación, que ya era de cerca del 140 por ciento a principios de año, sigue aumentando, según advirtió esta semana la Comisión de Investigación de la ONU sobre Siria, subrayando que el conflicto en Ucrania contribuirá a una subida de los precios y empujará a más sirios hacia la pobreza.
REVISAR LAS SANCIONES
En este sentido, la Comisión reclamó que se revise la aplicación y el impacto que tienen las sanciones en vigor contra Siria con el fin de mitigar las consecuencias no deseadas que están teniendo en las vidas cotidianas de los sirios.
Si esto no ocurre, sostuvo el jefe de la Comisión, Paulo Pinheiro, "puede llevar a más carestía e impedir la asistencia humanitaria a los más vulnerables, con un impacto devastador sobre todos menos la élite política y económica".
Actualmente, solo existe un punto de paso para la ayuda humanitaria en Idlib, la región controlada principalmente por el grupo Hayat Tahrir al Sham (HTS), heredero del Frente al Nusra que en su día fue filial de Al Qaeda.
Si el conflicto en Ucrania se prolonga, Rusia podría optar por vetar el próximo mes de junio la renovación de la resolución que autoriza el paso de la ayuda para perjudicar a Occidente. Esto pondría en peligro a los 4 millonees de sirios que dependen de ella, y aumentaría la presión sobre la vecina Turquía, a donde podrían intentar escapar ante la imposibilidad de recibir asistencia, advierte el Centro para los Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).
Pero además, si las condiciones de vida se deterioran aún más para los sirios, muchos de los cuales tienen graves problemas para cubrir sus necesidades básicas, no es descartable que se puedan producir protestas contra el Gobierno, el cual ya respondió con sangre y fuego cuando comenzaron las primeras manifestaciones en marzo de 2011, hace ahora once años.
MOMENTO DULCE PARA AL ASSAD
Desde el punto de vista político, la guerra en Ucrania no es una buena noticia para Al Assad. El presidente sirio había conseguido en los últimos tiempos retomar las relaciones con varios países árabes que, con una visión bastante pragmática de la situación e Siria, donde el Gobierno controla buena parte del país, habían optado por dejar atrás sus reticencias.
Así, el pasado octubre, el rey Abdalá II de Jordania habló por primera vez con Al Assad en diez años y se acordó la reapertura de la frontera. Además, el monarca jordano habría pedido al presidente estadounidense, Joe Biden, un cambio en su política hacia Siria, para centrarla en "un cambio de conducta" en lugar de "un cambio de régimen" en Damasco.
Por su parte, el príncipe heredero de Emiratos Árabes Unidos, que reabrió su embajada en Damasco en 2018, ha mantenido varios contactos teléfonicos con Al Assad. También Bahréin, en 2019, y Omán, en 2020, han reabierto ya sus embajadas y, según algunas informaciones, incluso Arabia Saudí estaría tanteando esa posibilidad.
Además, algunos países han venido respaldando la posibilidad de que Siria pueda regresar a la Liga Árabe, de la que fue suspendida. El secretario general del organismo, Ahmed Abul Gheit, dijo este jueves, al término de la reunión ministerial que la cuestión no se había discutido y que se abordará de forma bilateral entre los países árabes. Si hay consenso, precisó, Siria volverá al organismo, pero según señaló, por ahora no parece que esto ocurra.
Sin embargo, si como consecuencia del conflicto en Ucrania la guerra en Siria se recrudeciera, podría producirse un cambio en el equilibrio de fuerzas actual y por añadidura algunos de los países que consideran que volver a acoger en su seno a Al Assad es la opción menos mala tras once años de guerra podrían dar marcha atrás en su postura.