COPENHAGUE, 11 Ene. (Reuters/EP) -
Uno de los socios minoritarios del Gobierno de Dinamarca ha amenazado con retirar su apoyo al primer ministro, Lars Lokke Rasmussen, si retrasa la anunciada bajada de impuestos para financiar la creciente llegada de refugiados.
El Partido Liberal de Rasmussen, que ostenta 34 de los 179 escaños del Parlamento, necesita el apoyo de la derechista Alianza Liberal (LA) y del populista Partido Popular Danés (DF), así como del Partido Conservador, para mantenerse en el Gobierno.
Si bien todos los miembros del Gobierno danés se sitúan en el espectro político de la centro-derecha, el DF difiere sustancialmente en las directrices económicas y aboga por un aumento del gasto social que frenaría el alivio fiscal.
El ministro de Finanzas, Claus Hjort Frederiksen, ha adoptado esta línea política explicando este lunes que el Gobierno debe afrontar el reto de la masiva llegada de refugiados a la nación escandinava antes de bajar los impuestos.
En respuesta, el líder del LA, Anders Samuelsen, ha advertido de que, si el Gobierno no empieza a aplicar reducciones tributarias en primavera, tal y como estaba prevista, la Alianza Liberal podría retirarse de la coalición ejecutiva.
La amenaza del LA llega justo cuando la popularidad del Partido Liberal de Rasmussen se encuentra en mínimos históricos y de cara a una serie de negociaciones trascendentales, por ejemplo, sobre la reforma de las pensiones.
Sin embargo, los analistas políticos desconfían del órdago de la LA porque la caída del Gobierno conduciría inevitablemente a nuevas elecciones en las que los Social Demócratas podrían forjar una alianza de izquierda para llegar al poder.
Los sondeos de opinión apuntalan a los Social Demócratas como favoritos, cerca del 25 por ciento; seguidos del DF, en torno al 20 por ciento; y los liberales, con un 18 por ciento. Estos números dejan a los dos bloques en una ajustada aritmética parlamentaria.
El año pasado Dinamarca recibió la cifra récord de 21.000 solicitantes de asilo frente a los 14.815 de 2014 y en 2016 espera acoger a unos 25.000, en el contexto de la mayor ola migratoria en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.