LONDRES, 4 Mar. (Reuters/EP) -
Una investigación sobre los fondos destinados a ayudar a las comunidades más pobres a adaptarse al cambio climático y adoptar fuentes de energía limpias ha revelado que solo el 10 por ciento de lo invertido llega realmente a los más necesitados.
En parte se debe a que estos fondos internacionales están optando por colaborar con bancos de desarrollo y grandes agencias internacionales con capacidad de gastar rápidamente millones de euros en lugar de invertir en proyectos a pequeña escala o iniciativas de los Gobiernos de los países implicados, según el informe del Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo (IIED, por sus siglas en inglés), con sede en Londres.
La incapacidad de diseñar y evaluar proyectos a nivel local y para cumplimentar los complejos formularios para acceder a este dinero es otro de los problemas identificados por la investigación del IIED. Además, los proyectos a menor escala son más difíciles de evaluar y lleva más tiempo hacerlo.
Otro obstáculo es la falta de un objetivo concreto en el Acuerdo de París contra el cambio climático, que no especifica nada sobre la inversión a nivel local. "Es necesario comprender cómo llevar el dinero adonde importa", ha afirmado la directora de cambio climático del IIED, Clare Shakya, una de las autoras del informe.
A todo ello hay que sumar que los donantes a día de hoy solo han aportado el 11 por ciento de los fondos comprometidos, en parte debido a estos obstáculos, ha explicado Shakya.
Los países ricos han prometido donar o movilizar 100.000 millones al año para 2020 para ayudar a los países pobres en la transición hacia las energías limpias y a adaptarse al agravamiento de las sequías, el aumento de las inundaciones y la crecida del nivel del mar causados por el cambio climático.
Por ejemplo, Estados Unidos ha prometido 3.000 millones de dólares al Fondo Climático Verde, pero hasta ahora solo ha aportado 1.000 millones. De hecho, el nuevo presidente estadounidense, Donald Trump, ha insinuado que no va a haber nuevas aportaciones y que retirará al país de los acuerdos climáticos.
EL CASO DE ETIOPÍA
La falta de aportaciones económicas es un problema para países como Etiopía, que calcula que necesitará 7.500 millones de dólares al año para hacer una transición a las energías limpias. Sin embargo, hasta ahora recibe entre 100 y 200 millones al año, ha indicado otro investigador del IIED, Saleemul Huq.
Sin embargo, hay un claro impulso de la utilización de las energías hidráulica, eólica, solar y geotermal y hay proyectos en marcha para la adaptación al cambio climático en previsión de sequías, ha subrayado el coordinador del Foro Cambio Climático-Etopía, Gebru Jember Endalew, quien ha sido recientemente designado como jefe de la delegación de los países menos desarrollados en las negociaciones internacionales sobre cambio climático.
Etiopía está ahorrando dinero con la incorporación de los proyectos de energía limpia a los proyectos estatales en lugar de impulsar cada iniciativa como un proyecto independiente basado solo en la financiación internacional, ha argumentado Endalew. Ello "requiere la integración en un plan de desarrollo del país"; "es necesario que se gestione allí y es mucho menos costoso que utilizar consultores", ha subrayado.
Endalew ha destacado que los países pobres no tienen más opción que impulsar una adaptación al cambio climático por iniciativa propia en la medida de lo posible porque el impacto del cambio climático "es ya mucho más grave" que lo previsto, con unas temperaturas de 1 grado por encima de los niveles anteriores a la época industrial.
"Imagine si fueran 3 o 4 grados" más altas, ha señalado. Por ello, el grupo de los países menos desarrollados seguirán impulsando medidas inmedaitas sobre cambio climático porque "nuestro objetivo principal es que el mundo siga siendo seguro".
GESTIÓN LOCAL
Sin embargo, hay algunos ejemplos de utilización y gestión adecuada de los fondos internacionales contra el cambio climático como ponen de manifiesto los casos de Malí y Senegal, donde el IIED y la Near East Foundation han impulsado la creación de seis fondos de 700.000 dólares cada uno para ayudar a las comunidades locales a mejorar su capacidad ante la variabilidad climática y las catástrofes.
Estos fondos son gestionados por los gobiernos locales y permiten a las comunidades elegir las acciones que consideran más adecuadas. En Senegal, por ejemplo, una comunidad cuya subsistencia depende de las salinas, ha utilizado el dinero para plantar árboles compatibles con la sal para proteger el estuario donde trabajan.
Esta iniciativa se encuadra en el programa estatal británico Resistencia a los Extremos y Desastres del Clima (BRACED) que busca ayudar a las autoridades y comunidades locales a desarrollar mejores habilidades y capacidades para gestionar los fondos climáticos y utilizarlos de forma transparente y eficaz.
"Necesitamos concentrar la discusión en conseguir que (el dinero) llegue a los lugares correctos", ha apuntado el negociador jefe sobre cambio climático de Reino Unido, Archie Young, en declaraciones al IIED.