Hay que apostar por el desarrollo de los países de origen de aquellos que arriesgan sus vidas en el mar
MADRID, 23 Jun. (Por Manuel de Castro, presidente de la Fundación Jóvenes y Desarrollo) -
Las constantes noticias del naufragio de míseras embarcaciones atestadas de inmigrantes que intentan en vano llegar a Europa en busca de un futuro mejor no pueden por menos que sobrecogernos. Las terribles imágenes de personas hacinadas, como si de animales se tratara, en barcos carentes de condiciones de seguridad y realizando largas y penosas travesías, cuya suerte ni ellos mismos pueden predecir, están removiendo la conciencia de no pocos.
Están aún vivas en nuestra memoria las 950 personas del último naufragio, cerca de Lampedusa, en el que sólo 28 de ellas salvaron su vida. Durante el año 2014, según datos de ACNUR, los ahogados sobrepasan los 3.500. Se trata de una tragedia que, a base de repetirse una y otra vez, está terminando por adormecer nuestras conciencias que sólo aciertan a despertar cuando las cifra de los ahogados y desaparecidos sobrepasa lo imaginable.
Son personas como nosotros, que han apostado todo lo que tienen por alcanzar ese sueño de una vida más digna. Entre ellos hay jóvenes, mujeres y niños... hasta bebés. Personas dispuestas a correr los enormes riesgos de una travesía incierta y llena de peligros.
Provienen de países tan pobres y tan faltos de recursos que la vida se hace poco menos que imposible. Los llamamos eufemísticamente "países del Sur". Han vendido sus posesiones para pagar a las mafias un precio desorbitado por una "plaza". Algunos de ellos han recorrido miles de kilómetros, cruzado países, hasta conseguir un rincón en una barquichuela que les conducirá, entre las peligrosas aguas del mar, a ese puerto tan ansiado.
¿Es que acaso son unos inconscientes e irreflexivos, que desconocen lo arriesgado de su apuesta y se lanzan locamente a la aventura de alcanzar un sueño imposible? No, no lo son. Todo lo contrario, son personas conscientes de que en sus países para ellos no hay futuro digno de cualquier ser humano, ni para sus familias. Y por eso se lanzan tras la aventura de una vida mejor, aún a riesgo de perderla.
DESARROLLO DE PAÍSES DE ORIGEN
No estamos sólo, ni principalmente, ante un problema de seguridad marítima, ni el de unas mafias que trafican y se enriquecen con el dolor ajeno, estamos ante un problema que solo se resolverá cuando, a través del desarrollo de esos pueblos empobrecidos, sus habitantes puedan alcanzar una vida lo suficientemente digna como para no tener que huir y emigrar hacia otras tierras con mayores posibilidades.
Por eso no se entiende que la Unión Europea esté planteando mandar barcos de guerra para destruir estos peligrosos medios de transporte a los que llaman "barcos" e impedirles, así, que puedan poner en peligro la vida de tantos emigrantes. No se entiende que el problema para llegar a un acuerdo sea la cuota de refugiados que cada país de la UE debe asumir para evitar que determinados miembros de la misma se vean colapsados por una avalancha humana.
Es necesaria una apuesta decidida por la cooperación internacional. Incluso pensando únicamente en nuestro propio interés. Esa cooperación internacional que ha sido casi desmantelada en estos años de crisis y ajustes de todo tipo. Una cooperación que no busca tan sólo enviar recursos a los países del Sur, sino activar el desarrollo humano de esos pueblos para que puedan llegar ser autosostenibles y ofrecer una vida digna a sus habitantes sin tener que emigrar hacia otras tierras con culturas y formas de vida diferentes y dejando atrás a sus seres queridos.
En esta tarea llevan décadas implicadas las ONG de desarrollo realizando una encomiable y eficaz labor en los cinco continentes, acudiendo con presteza a la llamada de emergencias como la del terremoto de Nepal y, con una labor más oculta ante la opinión pública, ejecutando proyectos de desarrollo.
Cuentan con el apoyo moral y económico de instituciones públicas y privadas, y la solidaridad y el compromiso de miles de ciudadanos anónimos que han decidido compartir con ellas la misión de superar la precariedad y la pobreza.
CAMPAÑA #STOPNAUFRAGIOS
La Fundación Jóvenes y Desarrollo, ONGD salesiana dedicada a la educación y formación profesional de niños, niñas y jóvenes en riesgo de exclusión en los países del Sur, ha lanzado la campaña #StopNaufragios con el fin de concienciar y comprometer a la sociedad en la tareas del Desarrollo humano y sostenible.
Podemos y debemos poner fin a esta situación que se está cobrando tantas vidas. Para lograrlo, los salesianos de Don Bosco, socio local de Jóvenes y Desarrollo, cuentan con centros de acogida, escuelas de enseñanza primaria y formación profesional en los países de donde provienen las pateras: Nigeria, Costa de Marfil, Camerún, Guinea Conakry, Congo, Senegal, Mali, Togo, Ghana, Níger, Burkina Faso, Gambia, Sierra Leona.
Han apostado por la educación como la principal herramienta para el desarrollo, porque, como señala el lema de Jóvenes y Desarrollo, "educar hoy es ayudar para siempre". Y están para quedarse, pase lo que pase, como el caso del ébola en Sierra Leona, siempre al lado de la población más vulnerable y desprotegida.
Paremos esta vergüenza que nos degrada como seres humanos. Devolvámosles la dignidad que como personas humanas merecen. Apostemos por el desarrollo humano y sostenible. ¡Stop a los naufragios!