MADRID, 13 Mar. (EUROPA PRESS) -
Sudáfrica ultima este sábado los preparativos para la despedida del rey zulú Goodwill Zwelithini, fallecido a primera hora de la víspera a los 72 años de edad, a la espera de que las autoridades concreten la fecha de su funeral, obstaculizado por la pandemia de coronavirus.
El monarca del principal grupo étnico del país y considerado una figura de gran influencia en la política nacional, falleció en el hospital de KwaZulu-Natal, donde fue ingresado la semana pasada por problemas de diabetes, agravadas por el coronavirus.
En un comunicado, el primer ministro tradicional de la monarquía zulú, el príncipe Mangosuthu Buthelezi, ha explicado que las regulaciones de COVID-19 impedirán casi con toda seguridad la celebración de un funeral de estado, como le había prometido el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa.
"Desafortunadamente, sin embargo, nos enfrentamos a la realidad de que Sudáfrica y el mundo siguen bajo las garras de una pandemia mortal. Las regulaciones nacionales vigentes, que restringen el número de personas que pueden reunirse, no se pueden infringir, incluso en un momento de extrema angustia", ha explicado en declaraciones a la cadena sudafricana SABC.
"Sería inconcebible permitir que el fallecimiento de Su Majestad se convierta en la causa de más muertes entre el pueblo de Su Majestad. Por lo tanto, hago un llamamiento, en nombre de la familia, para que los dolientes no viajen a Nongoma para presentar sus respetos. Es vital que evitemos que se acumulen multitudes en este momento, ya que esto pondría en peligro vidas", ha añadido.
A pesar de los obstáculos, el príncipe zulú ha asegurado que la ceremonia fúnebre será transmitida en vivo.
El rey Zwelithini era descendiente directo del rey Cetshwayo, quien dirigió a la nación zulú durante la guerra con los británicos en 1879. A lo largo de sus 50 años de reinado, fue un firme defensor de la preservación de la identidad cultural. Revivió muchas prácticas culturales, incluida la Umhlanga, también conocida como la ceremonia de la danza de caña.
Considerada por algunos como un ejercicio patriarcal, se dice que la ceremonia tiene como objetivo celebrar la virginidad entre las niñas y mujeres jóvenes y crear conciencia sobre el sida, un mal endémico en el país sudafricano.