Dos tercios de la población están en situación de inseguridad alimentaria
MADRID, 9 Jul. (EDIZIONES) -
El 9 de julio de 2011 Sudán del Sur se convertía en el país más joven del mundo, culminando así su escisión pactada de su vecino del norte. Las esperanzas se vieron pronto truncadas, al estallar en diciembre de 2013 un conflicto que todavía se prolonga hasta hoy y que ha dejado al país sumido en una grave crisis humanitaria.
El enfrentamiento que mantienen el presidente, Salva Kiir, y quienes le apoyan, principalmente los miembros de su etnia dinka, y su antiguo vicepresidente Riek Machar, de la etnia nuer, continúa enquistado pese a los esfuerzos de mediación de la comunidad internacional.
De hecho, este mismo miércoles Machar ha amenazado con reanudar los combates si Kiir prolonga su mandato otros tres años. "Si el presidente Kiir sigue firme y se niega a entregar el poder al pueblo sursudanés, entonces los ciudadanos tendrán todo el derecho de levantarse para derrocar su régimen", ha señalado.
El conflicto ha golpeado también seriamente a la economía del país, que depende en buena medida del petróleo. Así, la producción se ha visto drásticamente reducida y la caída de los precios del crudo en el último año también ha tenido un grave impacto en los ingresos del estado.
Según los últimos datos del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), actualmente hay más de 1,5 millones de desplazados internos, mientras que otros 730.000 sursudaneses han buscado refugio en los países vecinos (más de 275.000 en Etiopía; unos 188.000 en Sudán, que se suman a los 350.000 que se quedaron tras la independencia; 155.000 en Uganda, y 46.000 en Kenia).
VIOLACIONES DE LOS DDHH
En las últimas semanas, el conflicto se ha recrudecido en los estados de Unidad y Alto Nilo. Desde que estalló, han sido muchos los organismos y ONG que han denunciado los abusos que se están cometiendo contra la población civil, especialmente mujeres y niños, en algunos casos con la etnia como detonante.
La representante especial de la ONU para los Niños y el Conflicto Armado, Leila Zerrougui, ha lamentado la muerte de numerosos niños en el conflicto y ha llamado la atención sobre el hecho de que se han constatado casos de "asesinato o mutilación, reclutamiento o uso de niños soldados, violencia sexual, secuestro, ataques contra escuelas u hospitales y denegación de acceso humanitario" en Sudán del Sur.
También es especialmente preocupante la situación de las mujeres, que están siendo víctimas de violaciones, abortos forzosos y acoso sexual. Recientemente, la misión de la ONU en el país (UNMISS), denunció que las fuerzas leales a Machar habían llegado a quemar vivas a algunas mujeres.
INSEGURIDAD ALIMENTARIA
Por si el conflicto no fuera poco, el país atraviesa también una crisis de seguridad alimentaria. Según Oxfam, cerca de 8 millones de personas, dos tercios de la población, están en situación de inseguridad alimentaria y 3,8 millones pasan hambre.
Según esta ONG, el país vive también una "crisis de niños", ya que se estima que 248.000 niños menores de 5 años sufren de malnutrición aguda, el 60 por ciento de los refugiados en la región son niños y jóvenes menores de 18 años, y según la ONU unos 12.000 niños han sido reclutados por los grupos armados.
A todo este panorama se ha sumado un brote de cólera que ya ha registrado más de 700 casos en Yuba y Bor, de los que al menos 32 han sido mortales. Según el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), una de cada cinco víctimas mortales son niños menores de cinco años.
LLAMAMIENTO
"La población de Sudán del Sur necesita desesperadamente que esta guerra se acabe para poder acceder a alimentos y recibir ayuda humanitaria vital", ha defendido el director de Oxfam para Sudán del Sur, Zlatko Gegic. "Hacemos un llamamiento enérgico a todas las partes implicadas en el conflicto para que permitan a la población recibir ayuda humanitaria con seguridad", ha añadido.
"La situación en Sudán del Sur es extremadamente grave. Es una de las mayores crisis humanitarias del mundo actualmente", ha reconocido por su parte Simon Mansfield, portavoz del departamento de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Comisión Europea (ECHO) en Sudán del Sur.
Según ha explicado, "el clima de trabajo para el suministro de la ayuda es extremadamente difícil: el acceso humanitario es incierto, apenas existen infraestructuras y la seguridad es muy inestable. Todas las partes tratan de manipular la ayuda para sus propios fines".
Desde Acción contra el Hambre, han lamentado que el conflicto, que ha sumido a Sudán del Sur en el caos, ha intensificado los efectos del periodo de escasez que todos los años vive el país, cada vez más difíciles de rectificar.
"Ante esta situación tan volátil, es necesaria una respuesta humanitaria inmediata, además de programas a largo plazo. La población de Sudán del Sur debe ser protegida y debe facilitarse el acceso humanitario a la población más vulnerable", ha reclamado la ONG.
Por su parte, Zerrougui ha reclamado tanto al Gobierno como a los rebeldes que "muestren liderazgo y cumplan con sus responsabilidades de proteger a los sursudaneses, parar las violaciones y acabar el conflicto".
"Está claro que Sudán del Sur no puede permitirse una generación perdida de niños", ha defendido la representante de la ONU, "por eso proteger a los niños hoy es una inversión en paz y también en el futuro del país y su pueblo".