Actualizado: lunes, 6 julio 2015 18:45

ZURICH 6 Jul. (Reuters/EP) -

Las autoridades suizas han autorizado a Exit --una organización que defiende el derecho de los enfermos terminales a quitarse la vida y a negarse a seguir el tratamiento médico-- a abrir una segunda sala de suicidios asistidos, según ha anunciado este lunes la propia organización .

Exit, que proporciona medicamentos letales para ayudar a morir a pacientes terminales, ha asegurado que las autoridades del cantón de Basilea no han mostrado ningún impedimento ante los planes de la organización de transformar en una sala de suicidio asistido parte de sus oficinas en un edifico público de la localidad suiza de Binningen.

Algunos residentes y empresarios de la ciudad han expresado su rechazo la instalación de una sala de suicidio asistido y han asegurado que su construcción no se ajusta a la normativa del edificio.

La sala de suicidio asistido sería la segunda de este tipo que la organización abre en Suiza. La junta directiva de Exit decidirá ahora si procederá o no a la instalación de la misma. "Espero que sigamos adelantes con la conversión porque la razón para ello está clara", ha asegurado el director ejecutivo de Exit, Bernhard Sutter. "Los pacientes que viven en Basilea, que no pueden ser asistidos en sus hogares y que no pueden viajar hasta Zurich, tendrán un lugar donde morir", ha afirmado Sutter.

Exit asiste en su mayoría a pacientes en casa y la sala de suicidio asistido está pensada para atender a aquellas personas que no tienen un lugar donde morir. En marzo, Exit anunció que alcanzó un récord de miembros en 2014 después de un aumento del 20 por ciento en las solicitudes para unirse a la organización. El suicidio asistido ha sido legal en Suiza desde los años cuarenta, siempre que se lleve a cabo por una persona sin intereses directos con el fallecido.

El aumento del número de extranjeros que se trasladan a Suiza en busca de suicidios asistidos ha provocado un acalorado debate en el país. En 2011, los votantes del cantón de Zurich rechazaron una propuesta para prohibir el suicidio asistido y el "turismo suicida". Un año después, el Parlamento suizo votó en contra de reforzar los controles en el proceso de la práctica.

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