MADRID, 28 Ago. (EUROPA PRESS
La líder birmana Aung San Suu Kyi ha acusado a las ONG y al Programa Mundial de Alimentos (PMA) - de Naciones Unidas de apoyar a los insurgentes rohingya y ha amenazado con emprender las "acciones necesarias", tanto a nivel nacional como mediante Interpol, para acabar con cualquier respaldo a "extremistas" y "terroristas".
Suu Kyi, que oficialmente solo es consejera estatal pero 'de facto' lleva las riendas del Gobierno, ha emitido un comunicado a raíz de la cadena de ataques lanzada la semana pasada por insurgentes rohingya contra puestos policiales y una base militar en Rajine que ha dejado 104 muertos, incluidos doce miembros de las fuerzas de seguridad.
El Ejército de Salvación Rohingya de Arakan (ARSA), un grupo armado conocido anteriormente como Aharak al Yaqin o Movimiento de la Fe, que fue creado por los rohingya exiliados tras la ola de violencia de 2012, ha reivindicado la autoría de esta ola de ataques y ha amenazado con más.
ARSA también se atribuyó el ataque del pasado mes de octubre que se saldó con nueve guardias fronterizos muertos y dio lugar a una "operación de limpieza" durante la cual se habrían cometido graves violaciones de los Derechos Humanos, según sospecha la ONU. Desde entonces, más de 87.000 rohingya han huido a Bangladesh.
De acuerdo con Suu Kyi, el pasado sábado, un día después de los ataques, "se supo que personal de algunas ONG había participado mientras los extremistas y terroristas sitiaban la localidad de Taungbazar". "Se está investigando para confirmar" esta información, ha indicado.
"De la misma forma, el 30 de julio, el Gobierno ya reveló que galletas energéticas que había distribuido el PMA fueron descubiertas en un campamento donde los terroristas se escondían en las montañas de May Yu", ha añadido la premio Nobel de la Paz.
Además, Suu Kyi se ha quejado de que "algunos medios de comunicación han usado términos diferentes" a 'terroristas' y 'extremistas' para referirse a los responsables de estos ataques.
En respuesta, el Gobierno birmano se ha puesto en contacto con otros países a través de Interpol "para emprender acciones contra quienes dan apoyo financiero, las personas de contacto y los cómplices de los extremistas bengalíes y los terroristas de ARSA en el extranjero".
Suu Kyi ha advertido de que actuará contra quienes lleven a cabo cualquier actividad que suponga apoyar a "los extremistas y terroristas", incluidos los medios de comunicación, y que lo hará tanto a nivel interno como a través de Interpol.
"La lucha antiterrorista es un interés común de la familia global, de las organizaciones internacionales y de los gobiernos. Por eso, es crucial luchar contra los extremistas bengalíes y los terroristas de ARSA", ha sostenido la consejera estatal.
"PROFUNDAMENTE IRRESPONSABLE"
El PMA ha asegurado que se toma "muy en serio cualquier desvío de comida". "Hemos pedido más detalles a las autoridades y les hemos pedido que nos digan el número de lote de las galletas (encontradas) para poder localizar su origen. Todavía estamos esperando", ha dicho la agencia de la ONU a 'The Guardian'.
Por su parte, el subdirector de Human Rights Watch (HRW) para Asia, ha considerado que "las declaraciones de Suu Kyi contra los trabajadores humanitarios son profundamente irresponsables".
"La propaganda inflamatoria de Suu Ky está alimentando el sentimiento anti rohingya y anti cooperantes en un momento en el que ella debería estar haciendo todo lo posible para restaurar la calma", ha dicho, por su parte, Matthew Smith, director ejecutivo de la ONG Fortify Rights, al diario británico.
Un portavoz de Naciones Unidas ha contado desde Rajine al 'Guardian' que "a la luz de la situación sobre el terreno, la ONU en Birmania ha decidido reubicar temporalmente al personal no esencial fuera de Maungdaw", principal escenario de los ataques del pasado viernes.
CRISIS EN RAJINE
Estos ataques han llevado a las fuerzas de seguridad a evacuar a unos 4.000 residentes no musulmanes de Rajine, mientras miles de rohingya tratan de llegar a Bangladesh a través del río Naf, que sirve de frontera natural, por miedo a represalias de ambos bandos.
Este es el mayor estallido de violencia desde hace cinco años, cuando los enfrentamientos entre rohingya y budistas --que son mayoría en el resto de Birmania-- se saldaron con un balance de más 200 muertos y 140.000 desplazados en la capital de Rajine
"Ahora mismo la situación es extremadamente grave y podría llevar a otra gran crisis. No es fácil saber qué ocurrirá, pero es muy preocupante", ha dicho Richard Horsey, antiguo diplomático de Naciones Unidas que ahora trabaja como analista político desde Rangún.
Los rohingya son una minoría étnica de fe musulmana que se concentra en Rajine. Son más de un millón de personas, pero el Gobierno birmano no les reconoce como ciudadanos porque considera que son descendientes de inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh.