NAIPYIDÓ 31 Ago. (Reuters/EP) -
La líder birmana y premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, ha dado este miércoles el pistoletazo de salida a la conferencia de paz que se celebra en la capital del país, Naipyidó, y que tiene como objetivo acabar con décadas de enfrentamientos entre grupos rebeldes y el Ejército, con un llamamiento por la unidad de Birmania.
Suu Kyi ha convertido el proceso de paz en una de las de las grandes prioridades de su Administración, que tiene que cumplir con las altas expectativas que ha provocado su llegada al poder. Suu Kyi y su partido, la Liga Nacional por la Democracia (LND), ganaron las elecciones de manera abrumadora el pasado noviembre, convirtiéndose en el primer Gobierno elegido de manera democrática en décadas.
Al comienzo de la conferencia, los participantes en las conversaciones, en su mayoría altos cargos militares, diplomáticos y miembros del Gobierno, pertenecientes a la mayoría étnica burma, se han tomado varias fotografías con decenas de delegados vestidos con vistosos trajes típicos, lo que ha aportado un toque de color al histórico evento.
"Si todos aquellos que juegan un papel en el proceso de paz son capaces de cultivar la sabiduría necesaria para conciliar las distintas opiniones enfrentadas por el bien de nuestro pueblo, seguro que podemos construir la unión democrática federal de nuestros sueños", ha declarado Suu Kyi durante su discurso, con el que ha dado comienzo la conferencia.
"Sólo si estamos todos unidos, nuestro país podrá estar en paz. Sólo si nuestro país está en paz, podremos luchar para estar en el mismo plano de igualdad que otros países, tanto en nuestra región como en el resto del mundo", ha añadido la líder birmana.
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, Birmania sufre las consecuencias de los enfrentamientos entre el Ejército, que llegó al poder tras el golpe de 1962, y varios grupos armados de carácter étnico que han estado pujando por el reconocimiento de sus derechos y una mayor autonomía, paralela al Gobierno central.
La reunión entre autoridades y milicias de este miércoles, ha sido bautizada como la 'Conferencia de Panglong del Siglo XXI', en referencia al acuerdo al que llegaron en 1947 la mayoría burma y el resto de minorías étnicas y que supuso la formación de la Unión de Burma. El proyecto fue impulsado por el padre de Suu Kyi, el general Aung San, considerado héroe nacional.
Las intervenciones se han centrado en el simbolismo y en la importancia histórica del evento, con muy pocas propuestas concretas para llegar a un acuerdo de paz. Los delegados esperan poder reunirse cada seis meses para abordar los distintos aspectos del proceso: temas como la seguridad, el uso del idioma y la representación política que van a tener estas minorías en el Parlamento.
"Son los miembros del Tatmadaw Kyi y nuestros hermanos de los grupos armados étnicos los que han estado sufriendo de forma directa la falta de paz en nuestro país, sacrificando sus vidas", ha declarado el jefe del Estado Mayor de Birmania, el general Ming Aung Hlaing. "Creo firmemente que seremos capaces de cumplir con esta gran tarea con nuestra unión y nuestros esfuerzos", ha añadido.
TENSIONES ÉTNICAS
En Birmania hay más de un centenar de grupos étnicos, con tradiciones y culturas muy diferentes entre sí. Como parte de los actos que han marcado el inicio de la conferencia, varios representantes de estos grupos han interpretado danzas tradicionales, en una celebración de la diversidad étnica del país.
No obstante, la conferencia ha estado marcada por la ausencia de los representantes de la minoría étnica rohingya, del estado septentrional de Rajine. La comunidad rohingya está formada por más de un millón de personas, de fe musulmana, que se enfrentan diariamente a la discriminación racial por parte de la mayoría burma, que es budista.
Birmania siempre ha negado la discriminación contra los más de un millón de personas pertenecientes a dicha minoría, que vive en condiciones similares a un régimen de Apartheid, sin que ni siquiera se les reconozca el estatus de ciudadano.
La comunidad internacional ya ha pedido en numerosas ocasiones a Suu Kyi que luche contra los abusos a los que son sometidas diariamente estas personas, consideradas apátridas en su propio país. Este mismo martes, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, hizo un llamamiento a las autoridades birmanas a mejorar las condiciones de vida de los rohingya.
Sin embargo, a pesar de la ausencia de esta minoría étnica, el hecho de que Suu Kyi haya sido capaz de reunir a la inmensa mayoría de los grupos étnicos en la mesa de negociaciones es un gran paso en la dirección correcta, según han declarado numerosos expertos.
Los que sí están participando en la conferencia son los representantes de la Organización Independiente de Kachin (OIK), un importante grupo armado cuya actividad se centra en una región fronteriza con China. Esta última semana, ha tenido lugar un repunte de la violencia en dicha región, situada en el norte del país.
A pesar de que el pasado octubre se negaron a acordar un alto al fuego con el anterior Gobierno, liderado por una junta militar, esta semana, los miembros del OIK se han mostrado dispuestos a participar en el proceso de paz, en parte debido a que China ha manifestado su apoyo a las conversaciones.