MADRID, 13 Sep. (EUROPA PRESS) -
La líder 'de facto' de Birmania, Aung San Suu Kyi, ha decidido no acudir este mes a la Asamblea General de Naciones Unidas para centrarse en los "asuntos internos" del país, en medio de las denuncias sobre abusos de las fuerzas de seguridad contra la minoría rohingya en Rajine.
"Bajo las circunstancias actuales, la consejera de estado tiene asuntos internos que necesitan atención y, por ello, el vicepresidente (Henry Van Thio) encabezará la delegación birmana", ha dicho el portavoz del Ministerio de Exteriores, Kyaw Zeya.
"El vicepresidente explicará la postura de Birmania durante la sesión", ha remachado, según ha informado el diario local 'The Irrawady'.
Las autoridades de Birmania han rechazado este mismo martes las acusaciones vertidas el lunes por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Raad al Hussein, quien denunció la "brutal operación de seguridad" puesta en marcha por las autoridades birmanas contra los rohingyas, asegurando que ve en la situación "un ejemplo de libro de limpieza étnica".
El embajador del país ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Htin Lynn, ha recalcado que "la Birmania democrática nunca toleraría ese tipo de atrocidades", criticando "el uso de este tipo de términos" por parte de Al Hussein.
"Los términos crímenes contra la Humanidad y limpieza étnica tienen unas connotaciones muy graves. Sólo pueden ser usados de manera muy responsable y sólo pueden estar fundamentados en determinaciones legales y judiciales", ha dicho, según ha informado la cadena de televisión británica BBC.
En su discurso ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, Al Hussein dijo que la operación de seguridad en el estado de Rajine es "claramente desproporcionada" frente a los ataques de insurgentes rohingyas registrados a finales de agosto.
El Alto Comisionado afirmó que hay más de 270.000 rohingyas que han huido a Bangladesh, con más desplazados atrapados en la frontera, entre denuncias de quema de aldeas y de asesinatos.
"Pido al Gobierno que ponga fin a la cruel operación militar, con rendición de cuentas por todas las violaciones que han ocurrido, y que dé marcha atrás en el patrón de discriminación grave y generalizada contra la población rohingya", señaló.
LA CRISIS EN RAJINE
Desde el 25 de agosto, más de 300.000 musulmanes rohingyas han huido del estado birmano de Rajine a Bangladesh, por la ola de violencia que comenzó con una serie de ataques de milicianos rohingyas contra las fuerzas de seguridad birmanas y una contraofensiva militar que ha dejado al menos 400 muertos.
"Hemos recibido múltiples informes e imágenes vía satélite de las fuerzas de seguridad y de milicias locales quemando aldeas rohingyas y testimonios sólido de asesinatos extrajudiciales, incluidos disparos contra civiles que huyen", afirmó el Alto Comisionado de la ONU.
Al Hussein mencionó informaciones que señalan que las autoridades birmanas han comenzado a colocar minas terrestres en la frontera con Bangladesh y que van a exigir a los refugiados que retornen "pruebas de ciudadanía".
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos recordó que los rohingyas llevan décadas despojados de sus derechos civiles y políticos, también de los derivados de la ciudadanía.
En 2016, la oficina de Al Hussein publicó un informe basado en entrevistas a rohingyas que huyeron a Bangladesh por otra operación militar birmana que, según el alto comisionado, ya "sugería" que había ataques "generalizados y sistemáticos" contra los rohingyas, llegando a alcanzar "posiblemente" la consideración de "crímenes contra la Humanidad".
Los rohingya son una minoría étnica de fe musulmana que se concentra en Rajine. Son más de un millón de personas, pero el Gobierno birmano no les reconoce como ciudadanos porque considera que son descendientes de inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh.