Aung San Suu Kyi
SOE ZEYA TUN / REUTERS
Actualizado: miércoles, 6 septiembre 2017 7:21


MADRID, 6 Sep. (EUROPA PRESS) -

La líder 'de facto' de Birmania, la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, ha denunciado este martes la existencia de "un gran iceberg de desinformación" para "crear problemas" y "beneficiar los intereses de los terroristas".

En un comunicado publicado en Facebook tras una conversación entre Suu Kyi y el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, la líder birmana ha dicho "saber muy bien, mejor que la mayoría, lo que significa estar privado de los Derechos Humanos y la protección democrática".

Así, ha sostenido que las autoridades "ya han empezado a defender a toda la población de Rajine de la mejor manera posible", denunciando "muchas noticias falsas y fotografías tomadas en otras partes del mundo, y no en Birmania".

Suu Kyi ha afirmado además que está dispuesta a cooperar "para asegurar que el terrorismo no se asienta en territorio birmano", recalcando que "todo el mundo en el país tiene derecho y tendrá toda la seguridad que necesite".

Las autoridades birmanas aseguran que las operaciones en Rajine tienen como objetivo luchar contra "terroristas", pese a las denuncias sobre ataques por parte de las fuerzas de seguridad contra civiles, entre ellos niños.

Este mismo martes, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha pedido a las autoridades de Birmania que pongan fin a la violencia contra la minoría rohingya en Rajine, advirtiendo del riesgo de una desestabilización en la región.

"Creo que existe el riesgo. Espero que no lleguemos ahí", ha dicho. "Pido a todas las autoridades de Birmania, civiles y militares, que pongan fin a esta violencia que, en mi opinión, está creando una situación que puede desestabilizar la región", ha agregado.

Asimismo, se ha pronunciado sobre el silencio de Suu Kyi sobre las violaciones cometidas por las fuerzas de seguridad contra esta minoría, negando estar "decepcionado" con su postura.

"No se trata de estar decepcionado. Entiendo la complejidad de la situación en Birmania. Queremos una Birmania democrática, pero también queremos una Birmania donde la población rohingya vea como se respetan totalmente sus derechos", ha recalcado.

EL ESTALLIDO DE VIOLENCIA

Cerca de 125.000 rohingya han huido del país hacia Bangladesh desde el estallido de la violencia a finales de agosto, tal y como ha confirmado este martes el propio Guterres.

Los enfrentamientos comenzaron el 25 de agosto, cuando varios milicianos del Ejército de Salvación Arakan Rohingya (ARSA) --un grupo armado conocido anteriormente como Aharak al Yaqin que fue creado por los rohingya exiliados tras la crisis de 2012-- atacaron varios puestos policiales y una base militar en Rajine.

En respuesta, el Ejército birmano puso en marcha "operaciones de limpieza" para dar con los insurgentes rohingya. Los militares han evacuado a la población no musulmana de Rajine y ha registrado casa por casa en busca de supuestos milicianos entre esta minoría étnica y religiosa.

Las fuerzas birmanas han indicado que al menos 370 insurgentes rohingya, 13 uniformados, dos funcionarios y 14 civiles han muerto a causa de esta ola de violencia, lo que la convierte en la peor que ha vivido el país asiático en las últimas décadas.

Los rohingya son una minoría étnica de fe musulmana que se concentra en Rajine. Son más de un millón de personas, pero el Gobierno birmano no les reconoce como ciudadanos porque considera que son descendientes de inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh.

En febrero, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Zeid Raad Al Husein, acusó al Ejército de Birmania de cometer una serie de espantosas atrocidades contra los rohingya, desde violaciones en masa hasta la ejecución de bebés, en el marco de la persecución contra esta minoría.

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