MADRID, 6 Abr. (EUROPA PRESS) -
La líder 'de facto' de Birmania, Aung San Suu Kyi, ha negado este miércoles la existencia de una campaña de limpieza étnica contra la comunidad rohingya --musulmana--, a pesar de las denuncias internacionales en este sentido.
"No creo que haya una limpieza étnica en marcha. Creo que es una expresión muy dura para definir lo que está pasando", ha dicho, en una entrevista concedida a la cadena de televisión británica BBC.
En la misma, ha indicado que "hay mucha hostilidad" en el estado de Rajine, donde residen mayoritariamente los rohingya, resaltando que "también hay musulmanes matando a musulmanes, si piensan que colaboran con las autoridades".
"No es sólo un asunto de limpieza étnica (...), es un asunto de gente de distintos bandos, y esta división es la que estamos intentando cerrar", ha argumentado.
Suu Kyi, ganadora del Premio Nobel de la Paz por su labor a favor de los Derechos Humanos como líder de la oposición del país, ha sido criticada desde su acceso al poder por su silencio ante las matanzas de rohingyas a manos del Ejército.
Sin embargo, en la entrevista ha defendido que "ha respondido a las preguntas de los periodistas, pero la gente dice que no dijo nada". "Simplemente porque no hice las afirmaciones que la gente quería que hiciera, condenar a una comunidad o a otra", ha explicado.
Por otra parte, ha reconocido que el Gobierno no tiene un control total sobre el Ejército, resaltando que los militares "no son libres de violar, saquear y torturar". "Son libres de ir y luchar. Esa es la Constitución. Los asuntos militares son dejados al Ejército", ha argüido.
Suu Kyi ha indicado por último que los rohingya que han huido del país hacia Bangladesh a causa de la campaña militar "estarán a salvo si vuelven". "Es su decisión, algunos han vuelto. Les damos la bienvenida y les daremos la bienvenida", ha remachado.
En octubre de 2016, una serie de ataques contra un puesto de control en la frontera entre Birmania y Bangladesh causaron la muerte de nueve policías. Pocos días después, el Ejército birmano puso en marcha una operación militar a gran escala que ha provocado el desplazamiento de más de 75.000 rohingya.
ACUSACIONES DE LA ONU
El Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Zeid Raad al Hussein, acusó en febrero al Ejército de Birmania de cometer atrocidades contra la población rohingya, desde violaciones en masa hasta la ejecución de bebés, en el marco de la persecución que el Gobierno birmano aceleró el pasado mes de octubre y que podría tratarse sencillamente de un "crimen contra la Humanidad".
Según los informes de testigos que baraja Al Hussein, el Ejército birmano es responsable del "asesinato de bebés, niños, mujeres y ancianos, tiroteos indiscriminados contra civiles a la huida, quemar pueblos enteros, detenciones masivas, violaciones y abusos sexuales sistemáticos y en masa, así como la destrucción deliberada de fuentes de alimentos".
Naciones Unidas recabó las declaraciones de más de 200 personas que han conseguido escapar del asedio del Ejército de Birmania. La inmensa mayoría de los entrevistados fueron testigos de algún acto de brutalidad.
Más de la mitad de las 101 mujeres consultadas dejaron haber sido objeto de abusos o violaciones y, en general, todos describieron actos de una violencia inusitada.
"¿Qué clase de odio es capaz de hacer que un hombre apuñale a un bebé que está llorando por la leche de su madre, que a su vez está viendo como le matan mientras la violan las mismas fuerzas de seguridad que se supone que la tienen que proteger?", se preguntó Al Hussein, consternado por la "gravedad y la escala" de las declaraciones de los testigos.
Naciones Unidas apuntó que las conclusiones del informe arrojan, "con casi toda probabilidad", que el Ejército birmano ha cometido crímenes contra la Humanidad contra los rohingya.