KABUL, 7 Ago. (Reuters/EP) -
Los talibán han negado este lunes que hayan colaborado con el grupo terrorista Estado Islámico para atacar el fin de semana una localidad remota del norte de Afganistán, a pesar de las versiones dadas por algunos testigos a las autoridades locales.
Decenas de policías y civiles perdieron la vida como consecuencia de una operación armada en Mirza Olang, ubicada en la provincia de Sar-e Pul. Según la versión oficial, entre los 600 combatientes que perpetraron el ataque figuraban milicianos talibán y de Estado Islámico y muchos de ellos tenían origen extranjero --hablaban turcomano, uzbeko y punyabí--.
"El Gobierno afgano y sus amos extranjeros están acusándonos falsamente de colaborar con DAESH sólo para desacreditarnos ante la comunidad local", ha asegurado un comandante talibán. Esta organización, que aspira a volver a imponer la 'sharia' en Afganistán, teóricamente ve a Estado Islámico como una fuerza hostil.
Según los talibán, el ataque fue cometido por una fuerza dirigida por un comandante de nombre Ghazanfar y se saldó con la muerte de 28 policías locales.
Un alto cargo insurgente ha asegurado que los combatientes eran uzbekos, sin aclarar si pertenecían a esta minoría o procedían de Uzbekistán. "No tenemos árabes, turcos o paquistaníes en esa zona. Solo los muyahidines uzbekos participaron en los combates", ha señalado.
Las autoridades han denunciado un trato particularmente cruel contra la población civil de Mirza Olang e incluso han hablado de víctimas decapitadas o arrojadas al vacío. Los talibán, sin embargo, también han negado este extremo: "Nuestros combatientes no les decapitaron, pero es posible que murieran en los combates".
Un portavoz del gobernador regional, Zabihulá Amani, ha admitido que es difícil obtener una información precisa de lo ocurrido el sábado, ya que apenas existe comunicación con el lugar de los hechos, entre otras razones por la confiscación de los teléfonos móviles de ciudadanos.