DERA ISMAIL JAN (PAKISTÁN), 5 (Reuters/EP)
El grupo armado Tehrik-i-Taliban Pakistan (TTP), conocido como los talibán paquistaníes, han asegurado este domingo haber ahorcado a un oficial de los servicios de Inteligencia en respuesta a las últimas ejecuciones de milicianos por parte de las autoridades.
El anuncio ha sido formulado a través de dos vídeos publicados por el grupo, cuya autenticidad no ha podido ser verificada hasta el momento. El portavoz del TTP no se ha pronunciado por el momento acerca de los mismos.
En el primer vídeo, un hombre que se identifica como Bashir Ahmad Jan, antiguo miembro de la 19º unidad del Ejército del Aire y posteriormente reclutado por los servicios de Inteligencia de Pakistán (ISI).
"Fuimos entrenados para ubicar los campamentos de entrenamiento de los talibán", afirma Jan, quien viste ropas tradicionales paquistaníes y aparece rodeado por hombres armados que portan máscaras y trajes de camuflaje.
En el segundo vídeo se puede ver a Jan envuelto en una bandera de Pakistán, con sus ojos cubiertos con una tela negra y un nudo corredizo alrededor de su cuello.
Uno de los hombres enmascarados dice: "El ahorcamiento de Bashir Ahmad es nuestra respuesta al Gobierno de Pakistán, que está ocupado ahorcando a los miembros de nuestro grupo".
"Esto es sólo el inicio, y todos los que están bajo nuestra custodia o los que tienen cualquier vínculo con el Gobierno paquistaní harán frente al mismo tratamiento", agrega. Una vez terminadas sus palabras, empuja a Jan desde una roca, tras lo que otros milicianos abren fuego contra él al grito de 'Dios es grande'.
Las autoridades de Pakistán han ejecutado a más de 240 personas desde que el primer ministro, Nawaz Sharif, retiró la moratoria a la pena de muerte en diciembre de 2014.
Sharif anunció su decisión tras un atentado ejecutado por los talibán paquistaníes contra una escuela de la localidad de Karachi (sur), suceso que se saldó con la muerte de 141 personas, entre ellas 132 menores de edad.
La Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Pakistán expresó a mediados de marzo su preocupación por las últimas ejecuciones en el país y por la decisión del Gobierno de aplicar también la pena capital a los condenados por delitos no relacionados con el terrorismo.