BRASILIA 17 Ene. (EUROPA PRESS) -
El presidente de Brasil, Michel Temer, ha reconocido este martes que la crisis en las cárceles ha alcanzado una dimensión "nacional" y como medida de choque ha autorizado el despliegue de las Fuerzas Armadas en los centros penitenciarios.
Temer ha convocado una reunión de su gabinete de seguridad en el Palacio de Planalto para analizar la ola de violencia desatada en cárceles de todo el territorio brasileño en las últimas semanas, que se ha saldado con más de 130 muertos.
Al término de dicha reunión, el portavoz gubernamental, Alexandre Parola, ha anunciado la medida. "En una iniciativa innovadora y pionera, el presidente poner a disposición de los gobiernos estatales el apoyo de las Fuerzas Armadas", ha dicho.
Los gobernadores estatales deben aceptar esta ayuda que ofrece el Ejecutivo federal porque las cárceles están bajo el control de las autoridades regionales, si bien la cooperación entre ambos niveles de gobierno en la lucha contra el crimen organizado, también en las prisiones, es una de las claves del nuevo plan de seguridad nacional.
De aceptarlo, "habrá inspecciones rutinarias en las cárceles con miras a la detención de materiales prohibidos" con el fin de "restablecer la normalidad y los patrones básicos de seguridad en los centros penitenciarios brasileños, ha indicado Parola.
CRISIS CARCELARIA
La ola de motines comenzó el 1 de enero en el Complejo Penitenciario Anisio Jobim, en Manos, con una revuelta interna que se saldó con 56 muertos. Un día después, otras cuatro personas perdieron la vida en Puraquequara, también en Manaos.
El pasado día 14, en la cárcel de Alcaçuz, en natal, fallecieron 26 personas por una "guerra de facciones". De acuerdo con la prensa brasileña, el motín se ha reactivado este martes.
Tras los enfrentamientos del pasado fin de semana, el balance de víctimas mortales ascendió a 134, un 36 por ciento más que las registradas el año pasado en las prisiones brasileñas.