MADRID, 18 Nov. (Estrella Galán, secretaria general de CEAR) -
Todos nos hemos sentido conmovidos por los brutales atentados de París del pasado viernes. Y los pasados en Líbano, y antes en Bali, en Afganistán, en Londres, en Irak... Pero si algo hemos aprendido en estos años es que el dolor y la rabia por las víctimas no pueden justificar medidas contrarias a los derechos humanos, que además se han demostrado claramente ineficaces.
En ese sentido, resulta absolutamente inaceptable, y contrario al derecho internacional, las medidas anunciadas por algunos países de restringir el acceso de personas refugiadas tras los atentados de París.
Parece que algunos dirigentes que llevan meses regateando en sus obligaciones con los refugiados y retrasando posibles soluciones han encontrado una excusa, más que un motivo real, para cerrar sus fronteras y no cumplir con sus obligaciones internacionales.
Además, para justificar estas medidas nos encontramos con numerosos discursos de líderes políticos y sociales que fomentan actitudes racistas y xenófobas contra la población migrante, refugiada o de otras creencias religiosas. Estos mensajes no solo son peligrosos para nuestra convivencia, además son falsos.
Vincular a las personas refugiadas que llegan a Europa con actos terroristas es además de injusto, irresponsable e irreal, particularmente cruel dado que miles de ellas precisamente huyen de esos grupos terroristas.
De hecho, la inmensa mayoría de los actos terroristas los sufren población de países de mayoría musulmana. Así, para muchos de los que llegan a Europa, los actos terroristas no son una sorpresa que les sobresalta, sino que ha sido su rutina durante meses, o incluso años.
Confiamos en que la sociedad europea no se deje manipular y rechace estos mensajes xenófobos y mantenga la actitud general de solidaridad y acogida hacia las personas refugiadas que ha mantenido en los últimos meses.
Ahora que parece que la tendencia tras los atentados es levantar muros en todas las fronteras de Europa en aras de una presunta seguridad, conviene señalar que la principal medida para salvar vidas de las personas que huyen los conflictos puede ser también una herramienta eficaz contra el terrorismo.
Si se habilitan vías legales y seguras para que se pueda solicitar asilo en los países de tránsito en el recorrido a Europa, se permitirá una mejor identificación y se minimizarían los riesgos, y sobre todo se desmontará gran parte del negocio de las mafias que trafican con personas ahora que sabemos que son otra de las vías de financiación de los grupos terroristas.
Es precisamente en estos momentos de consternación cuando con mayor fuerza hay que reclamar a los Estados que las respuestas ante esta situación se basen en el respeto de los derechos humanos y no se afecten vidas de población civil inocente.
Haber sufrido dentro de las fronteras europeas la barbarie terrorista nos debería reafirmar en nuestra solidaridad con los que la llevan sufriendo de forma constante y con los valores de derechos humanos. Si empezamos a cuestionarlos y a aplicar restricciones al derecho de asilo, el terror podrá decir que se ha anotado una victoria.
Estrella Galán es la secretaria general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR)
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