El impacto económico de la violencia asciende a casi 13 billones de euros, el 12,6 por ciento del PIB mundial
El Institute for Economics and Peace percibe un incremento de la desigualdad en seguridad y no prevé futuras mejoras en este aspecto
MADRID, 2 Jun. (EUROPA PRESS) -
La seguridad en el mundo ha descendido en estos últimos diez años, según concluye el Índice Global de la Paz (IGP), un informe del Institute for Economics and Peace, que apunta varios factores de deterioro en varias partes del mundo, como la turbulencia política en Estados Unidos, el ascenso del populismo en Europa, y un factor global que ha marcado esta década: la nueva era de terrorismo global abanderada por Estado Islámico.
Ni siquiera el leve descenso de la inseguridad registrado durante los últimos doce meses -- plazo en el que 93 países han mejorado su llamado "índice de paz", gracias a cierta reducción de los niveles de criminalidad y la eliminación de algunas prácticas puntuales de terrorismo de Estado -- ha conseguido aplacar esta tendencia a la baja en un mundo donde tres regiones, el África Subsahariana, el norte de África y Oriente Próximo, permanecen como principales focos de conflicto y, peor aún, registra una desigualdad cada vez mayor entre las regiones seguras y las peligrosas.
Siria, como cabía esperar, sigue siendo el país más violento del mundo, por delante de Afganistán, Irak, Sudán del Sur y Yemen, según el estudio, que destaca la alta peligrosidad que todavía pervive en países como Filipinas, Corea del Norte, Azerbaiyán, Rusia, Ucrania, Nepal o Colombia.
Con ocho países entre los diez más pacíficos del planeta (con Islandia al frente de la lista global), Europa sigue siendo la región más pacífica del mundo, seguida de Norteamérica, pero el Viejo Continente ha experimentado un descenso de la estabilidad en el sudeste de Europa "debido a un incremento del sentimiento nacionalista".
En general, el IGP advierte de que en Europa ha descendido la libertad de información, ha aumentado la corrupción y hay menos tolerancia hacia los derechos de los individuos. El estudio destaca los descensos experimentados particularmente por Grecia, debido a su violencia política, y Hungría, donde las libertades se han visto seriamente coartadas.
Lo mismo ha ocurrido en Estados Unidos, uno de los países más destacados a lo largo del informe por su "importante descenso", nada menos que 11 puestos, debido la violencia derivada de la polarización política y de la desigualdad social, que se suman a un incremento de las percepciones delictivas desde la llegada al poder del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en enero de este año.
"Mientras que el verdadero alcance de esta polaridad política tan importante en Estados Unidos necesitará años para desarrollarse plenamente, ya es evidente su mala influencia", ha señalado el fundador y presidente ejecutivo de Institute for Economics and Peace (IEP), Steve Killelea.
MENOS HOMICIDIOS, MÁS TERRORISMO, MÁS DESIGUALDAD
Los 93 países que han mejorado este año su índice de paz comparten ciertos indicadores comunes: la disminución de su tasa de homicidios y el incremento de su personal armado. Asimismo, el terrorismo de Estado ha descendido en términos generales en seis de las nueve regiones del mundo, según el informe, que ha aplaudido casos particulares como los de Camboya, Perú o República Centroafricana.
Pero el terrorismo sigue marcando el ritmo de la inseguridad en el mundo. No solo es un factor predominante en las mencionadas regiones del África Subsahariana, el norte de África y Oriente Próximo, sino que un 60 por ciento de los 163 países cubiertos por el estudio registran unos niveles de peligro por terrorismo más altos que hace una década. De hecho, el número de países con un número récord de muertes por terrorismo se ha situado en un máximo histórico de 23, incluyendo a Dinamarca, Suecia, Francia y Turquía.
El IGP ha destacado además que una de las "grandes tendencias registradas durante la última década ha sido la desigualdad, cada vez mayor, entre los países más pacíficos y los más peligrosos". En los 20 países más pacíficos, el índice medio de seguridad no ha registrado ninguna mejora significativa en los últimos diez años. En los 20 países más peligrosos del mundo, ha descendido un 11,8 por ciento.
IMPACTO ECONÓMICO
El IEP estima que el impacto global de la violencia representa un 12,6 por ciento del PIB mundial en 2016: 12,7 billones de euros. El propio instituto ha reconocido que es una cifra "asombrosamente" alta -- unos 1.500 euros por persona -- pero ha apuntado que se trata de una cantidad que ha disminuido en los últimos 12 meses en lo que se trata de la primera caída desde 2011, el inicio de la guerra en Siria.
¿Cómo se reparte este coste? Un 75 por ciento del total (unos nueve trillones de euros, más o menos) ha ido destinado a gasto militar y seguridad interna. Los otros tres trillones de euros son la fría y cruel traducción económica de las pérdidas humanas por la violencia.
El instituto ha recordado, en este sentido y como llamada a la acción, los tremendos efectos positivos que comportaría aunque solo fuera una mínima reducción del 10 por ciento en la violencia mundial. Nada menos que 1,2 trillones de euros: diez veces más que la cantidad total de ayuda internacional emitida en 2016, el triple del dinero destinado el año pasado a iniciativas contra el cambio climático, el doble de la inversión global para países en desarrollo en los últimos doce meses.
Pero las perspectivas son aciagas. "El de 2016 ha sido un repunte tranquilizador", ha concluido Killelea, "pero el mundo todavía está sumido en el conflicto de Oriente Medio, la agitación política en Estados Unidos, los flujos de refugiados y el terrorismo en Europa".
"Cuando esto se combina con un reciente nivel de desigualdad de la paz, que provoca que los países menos pacíficos se distancien más de los más pacíficos, el escenario resultante es uno en el que no están garantizadas más mejoras en los índices de paz", ha lamentado.
ESPAÑA
España figura en el puesto 23 del índice global y mitad de tabla (16 de 36) en los países de la región europea recogidos por el IGP. Es una subida de dos puestos respecto al año anterior.
Sin embargo, el estudio ha destacado que un 70 por ciento de la población española contempla de manera positiva el ascenso del populismo -- que el estudio considera como un peligro para la paz global -- y alarmantes indicios de rechazo a la inmigración.
En este sentido, casi la mitad de los españoles se ha declarado enérgicamente contrarios al aumento de la llegada de inmigrantes dentro de sus fronteras y más de la mitad considera el fenómeno de la inmigración como una carga económica. Un 50 por ciento, exactamente, percibe de manera especialmente negativa a los musulmanes, de acuerdo con los datos recogidos por el estudio.
España, además, "se suma al deterioro registrado en los índices de corrupción de todos los países del oeste de Europa, junto a Alemania, Francia, Italia y Reino Unido".