MADRID, 29 Ene. (EUROPA PRESS) -
Los Cascos Blancos de Siria son una ONG dedicada a proporcionar la primera atención disponible a los afectados por la guerra en el país árabe. Creados en 2013, ahora mismo cuentan con 3.200 voluntarios que operan en nueve provincias de Siria.
Se trata de una labor de máximo riesgo que en los últimos meses ha sido objeto de duras críticas por parte del Gobierno sirio y de sus aliados por su supuesta colaboración con los rebeldes, algo que no parece importar al miembro de la organización, Abdulramán al Mawwas, quien ha declarado a Europa Press que la principal misión del grupo es la de preservar las vidas humanas, sin importar la opinión exterior.
Las críticas del Gobierno proceden de la boca del mismo presidente, Bashar al Assad, quien considera que los Cascos Blancos tienen un carácter claramente partidista y asociado a los grupos armados que intentan expulsarle del poder. La organización, por contra, no esconde su crítica al Gobierno pero asegura que su labor práctica es absolutamente apolítica. Sus intentos de colaborar con Damasco han fracasado, por lo que su labor está circunscrita a las zonas controladas por los rebeldes, a los que proporcionan asistencia médica de ser necesario.
"En este sentido, es importante dejar claro nuestra naturaleza: somos una ONG, que intentamos trabajar de manera equidistante con todos los grupos armados. Hemos atendido a combatientes en sus domicilios, nos lo tomamos como una señal de respeto", ha declarado Al Mawwas.
El cooperante, de profesión ingeniero, ha reconocido no obstante la existencia de estas críticas, que considera como una manipulación de la realidad con un efecto relativamente inofensivo a la hora de realizar su labor. "El régimen y sus aliados siempre han querido distorsionar historias de éxito de la oposición y presentarlo como algo negativo, pero la verdad es que no nos ha condicionado mucho. Creemos en lo que hacemos y seguiremos haciéndolo: salvar vidas a pesar de los bombardeos", ha declarado.
UN DÍA CUALQUIERA
Los Cascos Blancos de Siria están organizados en 121 centros que se reparten en nueve provincias de Siria. Estos centros se agrupan en los llamados "sectores", compuestos por entre tres y cinco instalaciones. Cinco sectores forman una dirección provincial, que coordina las actividades de todos los centros bajo su mando.
La ONG resalta la importancia de llegar lo antes posible a las zonas de los bombardeos. Aunque están en permanente contacto con los grupos que operan en la zona, su eficacia ha aumentado al crear una red de colaboradores sobre el terreno, quienes están en contacto con la organización mediante walkie talkies.
"Cuando hay un bombardeo en un sector, se nos informa del lugar del ataque a través de estos aparatos y nos ponemos en marcha", explica el cooperante. La información es precisa y no suele inducir a error. Al margen del humo, "sabemos que vamos por el buen camino cuando vemos a gente correr en la dirección opuesta", añade.
A partir de ahí, los Cascos Blancos establecen una serie de prioridades muy parecidos a los de cualquier servicio de rescate. "La primera de ellas consiste en preocuparse por los vivos. Vamos acompañados de personal sanitario procedentes de hospitales cercanos, que son los responsables de realizar el traslado a los hospitales", ha explicado.
"Una vez se ha completado la primera evacuación, comenzamos a sacar los cadáveres, que enviamos a la morgue o a los forenses.", prosigue Al Mawwas. "A continuación, preguntamos a los residentes por los desaparecidos y luego intentamos dilucidar si están vivos o muertos. Finalmente, comenzamos las tareas de excavación para rescatar a gente viva, con suerte, o cadáveres, en su mayoría".