WASHINGTON, 6 Jun. (Reuters/EP) -
El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha anunciado que revisará los casos de dos presos negros condenados a muerte en el estado de Texas, de los cuales uno alega que no hubo imparcialidad en su procesamiento judicial debido a su color de piel, mientras que el otro convicto cuestiona los estándares en casos de discapacidad mental.
El primer caso que el Tribunal Supremo revisará es el del recluso Duane Buck, de 52 años, condenado a muerte por el asesinato de su antigua pareja y de otro hombre en Houston en 1995. El argumento a favor de Buck, presentado por sus abogados para la revisión de su caso, se centra en la influencia que tuvo uno de los testigos durante su juicio, que declaró que Buck tenía tendencia a ser peligroso porque era negro.
Durante el juicio en contra de Buck, el abogado que le representaba en aquel momento citó a un psicólogo clínico para que declarase acerca de la probabilidad que tenía Buck de delinquir en un futuro. El testigo declaró que era mucho más probable que Buck reincidiese porque era de raza negra.
Los actuales abogados de Buck, en los documentos que han presentado para que se revise el caso de su cliente, han señalado que se ha demostrado que no existe una "relación entre la raza y la futura peligrosidad de un individuo".
En un comunicado de prensa, han declarado que esperan que el Tribunal Supremo "corrija su error y que el estado de Texas reconozca el derecho del señor Buck de tener una nueva audiencia de su sentencia libre de cualquier tipo de prejuicio basado en su raza".
En su petición, solicitan al Tribunal Supremo que desestime la decisión del Tribunal de Apelación Federal que tuvo lugar en agosto del año pasado, que establecía que Buck no podría continuar con su apelación, en la que alegaba incompetencia de su abogado.
CONDENADO A MUERTE CON DISCAPACIDAD MENTAL
El segundo caso es el de Bobby Moore, de 56 años, condenado a muerte en 1980 por matar a un anciano empleado de un supermercado mientras cometía un robo. Moore, que lleva en régimen de aislamiento durante más de 15 años, fue condenado a muerte cuando sólo tenía 20 años.
El recurso que han presentado sus abogados está relacionado con la forma que tiene el sistema judicial estadounidense de considerar la evidencia médica en casos de discapacidad intelectual.
Según la jurisprudencia del Tribunal Supremo de Estados Unidos, aquellas personas que tengan discapacidad intelectual no pueden ser condenadas a muerte. Los abogados de Moore han alegado que su cliente tiene un coeficiente intelectual de 70, lo que le coloca muy por debajo de lo que se considera como capacidad cognitiva normal.
A pesar de que un tribunal inferior respaldó la apelación de Moore, el Tribunal de Apelaciones Penales de Texas la desestimó, por lo que sus abogados acudieron al Tribunal Supremo.
El Tribunal Supremo había declarado inicialmente que los jueces encargados de la revisión del caso de Moore tomarían en consideración si la cantidad de tiempo que el acusado ha pasado en el corredor de la muerte --más de 36 años-- constituye una violación de la prohibición constitucional sobre las penas crueles e inusuales. Sin embargo, momentos más tarde, el tribunal ha aclarado que el debate de los jueces encargados no abordará esa cuestión en concreto.
Los abogados de Moore han señalado en los documentos que han presentado en la corte que el convicto ha tenido fijada la fecha para su ejecución en dos ocasiones. En una de las veces, la prórroga de la pena capital fue emitida tan sólo un día antes de que se fuera a llevar a cabo la ejecución de Moore.
Los miembros del Tribunal Supremo estadounidense se encuentran en continuo desacuerdo en lo que respecta a la pena capital. Dos de sus miembros más liberales han criticado que la condena a muerte equivale a un trato cruel de los presos. La corte escuchará los argumentos en ambos casos y declarará sentencia en el próximo periodo de sesiones, que da comienzo en octubre de este año y finaliza en junio de 2017.