Las autoridades estiman al menos 75 muertos desde el gran ataque del jueves en este municipio de este de Pakistán
MADRID, 24 Nov. (EUROPA PRESS) -
Las autoridades paquistaníes han conseguido pactar un alto el fuego de siete días con las dos tribus enfrentadas en el municipio de Kurram, en la provincia de Jíber Pajtunjua, en el oeste del país, para contener la nueva explosión de violencia que ha dejado al menos 75 muertos desde el pasado jueves.
Además, el Gobierno de la provincia ha decidido constituir una comisión especial para zanjar las disputas territoriales, el germen de un conflicto que realmente estalló en septiembre pasado, cuando los enfrentamientos entre suníes y chiíes por la posesión de terrenos dejaron al menos medio centenar de muertos, y que ha conocido un sangriento episodio más esta semana.
El asesor del Gobierno provincial, Mohamed Ali Saif, ha confirmado también que durante el alto el fuego las dos tribus podrán intercambiar "prisioneros y fallecidos en el poder de la otra parte", de acuerdo con una declaración recogida por el diario 'Dawn'.
Los enfrentamientos entre ambas tribus por una disputa de tierras dejaron más de 50 muertos y 120 heridos en ocho días y forzaron el cierre de la autopista entre Parachinar-Peshawar, en la frontera entre Pakistán y Afganistán.
Aunque el Gobierno se comprometió a garantizar la seguridad de las carreteras interfronterizas, absolutamente esenciales para el desplazamiento de alimentos, combustible y medicinas, el ataque del jueves contra un convoy chií que dejó al menos 42 muertos detonó una crisis que ha continuado hasta este pasado sábado.
Los feudos tribales son habituales en Kurram pero lo que viene ocurriendo desde hace unos meses se está escapando al control de las partes implicadas y de las autoridades.
A tal punto ha llegado la situación que la independiente Comisión de Derechos Humanos de Pakistán (HRCP) instó este mes a las autoridades a prestar "atención urgente" a la "alarmante frecuencia de enfrentamientos" en la región, advirtiendo que la situación ha escalado a "las proporciones de una crisis humanitaria".