Los críticos con el oficialismo recurren a redes sociales y medios independientes para hacerse oír
CARACAS, 5 Dic. (Por Nikary González, vicepresidenta del Colegio de Periodistas de Venezuela) -
En los días preelectorales en Venezuela, es común escuchar comentarios como "me dijo el primo, del tío, de un escolta de la Vicepresidencia, que el Gobierno prepara un autogolpe". Este tipo de afirmaciones se repiten en los bancos, plazas, redes sociales y en las indignantes colas en los supermercados a las que deben someterse aquellos que quieran adquirir un pollo, una pasta de dientes y quizás un paquete de papel higiénico.
Y no se trata de que la práctica del rumor esté ausente en otras latitudes, pero en el caso venezolano evidencia dos cosas: seguimos siendo los amantes del cuento y la novela, y por otra parte, la ausencia de información en los principales medios de comunicación del país.
Para muestra un botón, como decimos coloquialmente. En el caso de la detención en Haití de un sobrino y otro joven allegado a Cilia Flores, primera dama de la nación, ambos presuntamente vinculados al narcotráfico, dicha noticia ha sido ignorada por los principales canales de televisión, quedando la difusión de contenidos relacionados bajo la lupa de medios impresos, columnistas y páginas web.
PRENSA IRREVERENTE VS HEGEMONÍA COMUNICACIONAL
Este fenómeno de "no está pasando nada" aparece disfrazado de un supuesto periodismo equilibrado que ha optado por no reseñar graves denuncias de corrupción y violación de los Derechos Humanos para así librarse de sanciones administrativas y de otra índole hacia los medios. Sin embargo, ¿es esta la solución?
Muchos pensamos que no, la prensa libre es en esencia irreverente. Por tal razón, ante acciones de intimidación que buscan implantar la llamada "hegemonía comunicacional" del Gobierno, han surgido en Venezuela un número aún indeterminado de espacios web que pretenden suplir el silencio de las grandes corporaciones comunicacionales.
El pasado mes de enero usuarios de las "camioneticas", transporte público muy común en la capital de la república, se vieron sorprendidos por un grupo de periodistas que, "pote en mano", recogían dinero para financiar el proyecto digital denominado Efecto Cocuyo, uno de los tantos medios digitales que defienden el periodismo de investigación en Venezuela.
REDES SOCIALES
Iniciativas como ésta, aunadas al uso permanente de las redes sociales por parte de los comunicadores sociales que mantienen una línea crítica al poder y los diferentes voceros opositores han permitido vencer en cierto grado la opacidad informativa del alto gobierno.
En este sentido, no todo es tan bueno como parece, en primer término porque las redes sociales no están disponibles para todos los usuarios, sobre todo los de escasos recursos económicos y en segundo lugar porque se prestan para la difusión de informaciones que pueden carecer de veracidad.
Ante este escenario, el trabajo de la prensa venezolana se duplica, puesto que nos corresponde identificar, investigar y contrarrestar el fenómeno del rumor en las redes. Mientras tanto, los abuelitos optan por sumarse a la ola del facebook "para conocer lo que no se dice en Globovisión", uno de los tantos canales de televisión que cambió radicalmente su política editorial para favorecer a la tendencia oficialista luego de la venta de sus acciones.
USO ABUSIVO DE LOS MEDIOS DEL ESTADO
Por otra parte, el uso y abuso en los medios del Estado está la orden del día, tal como lo refleja un comunicado de diferentes organizaciones que defienden la libertad de expresión, divulgado el pasado 30 de noviembre: "Entre enero y octubre de 2015, se realizaron 147 cadenas que suman 143 horas de transmisión obligatoria que impidieron a las personas acceder a diversas fuentes de información".
Según un informe citado de Observación Electoral de la Unión Europea del año 2005, "en las últimas dos semanas de campaña hubo cinco cadenas sin que existiese una amenaza expresa a la seguridad o una situación de emergencia que las justificase".
En pocas palabras el oficialismo cuenta con una plataforma a disposición de sus candidatos a la Asamblea Nacional, lo que implica un aproximado de 1.200 medios de comunicación transmitiendo propaganda oficial en simultáneo.
EL NOTICIERO ESTÁ EN LA CALLE
Si hay algo que el gobierno venezolano no ha logrado regular es el descontento ante el evidente deterioro económico. Ni siquiera las cadenas de televisión pueden generar un 'black out' del principal noticiero que se transmite en vivo y directo y las 24 horas del día: lo que ocurre en las calles.
Este noticiero sin cámaras ni lámparas de iluminación es el que ha dado como resultado las cifras que estarían dando a la oposición un eventual triunfo en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre.
El trabajo de la prensa durante esa jornada no estaría del todo garantizado, dadas las trabas impuestas a última hora a corresponsales internacionales para que puedan cubrir el proceso, ya que la solicitud de declaración de equipos, la firma de una declaración jurada "de buen comportamiento" o algo parecido, han hecho difícil el ingreso al país de algunos colegas extranjeros.
Para los comunicadores locales la tarea es la de siempre: mantener nuestra postura de seguir informando así sea a través de un 'trino' en Twitter, con la mayor convicción de que el periodismo libre es elemento fundamental para preservar la democracia.