ANKARA 30 Sep. (Reuters/EP) -
El Gobierno turco teme que el despliegue de milicianos kurdos en el marco de la ofensiva para arrebatar a Estado Islámico la ciudad de Raqqa, su principal bastión en Siria, termine derivando en un conflicto étnico y alentando las divisiones, según ha informado un alto cargo del Ejecutivo de Ankara.
La misma fuente ha dicho que los milicianos kurdos sirios de las Unidades de Protección Popular (YPG) hasta hora no se han retirado por completo de la ciudad siria de Manbij, al oeste del río Éufrates, a pesar de que se habían comprometido a marcharse de allí.
Las autoridades de Turquía ven a las YPG como una fuerza hostil estrechamente vinculada con los milicianos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que llevan más de tres décadas luchando contra el Ejecutivo turco. El Gobierno estadounidense, por contra, sí que respalda a las YPG y las considera un aliado fiable y eficaz en la lucha contra Estado Islámico.
Expulsar a los milicianos de Estado Islámico de la ciudad siria de Al Bab es uno de los principales objetivos de la ofensiva militar de Turquía en el norte de Siria, que comenzó en agosto, si bien el responsable gubernamental turco ha dicho que no sería correcto acelerar la operación de las fuerzas turcas. En este sentido, ha asegurado que la incursión turca en Siria podría prolongarse durante cuatro años si es necesario.
Además, ha asegurado que no sería aceptable que el tema de la extradición del clérigo turco Fethulá Gulen, exiliado en Estados Unidos, se quede en el limbo durante mucho tiempo, toda vez que el Gobierno de Ankara le considera el principal impulsor del fallido golpe de Estado del 15 de julio.
Turquía e Israel tienen previsto nombrar a sus respectivos embajadores en unos diez días en el marco de la normalización de sus relaciones, según el responsable del Ejecutivo turco. Por último, la fuente consultada ha dicho que espera que la exención de visado para los ciudadanos turcos en la Unión Europea no se posponga a 2017 y se acuerde en breve.