BRUSELAS, 4 Dic. (EUROPA PRESS) -
El presidente del Consejo europeo, Donald Tusk, ha anulado el viaje que tenía previsto realizar esta semana a Oriente Próximo por el momento "crítico" que atraviesan las negociaciones entre la UE a 27 y Reino Unido para sentar las bases del Brexit.
Tusk tenía previsto desplazarse este martes a Israel y los Territorios Palestinos para verse al día siguiente, miércoles 6 de diciembre, con el primer ministro palestino, Rami Hamdalá, en Ramala, y después con el mandatario israelí, Benjamin Netanyahu, en Jerusalén.
Sin embargo, el presidente del Consejo ha decidido cancelar esta visita "por el momento crítico" en el que se encuentran las negociaciones del Brexit, según han explicado fuentes de su equipo a Europa Press.
Tusk también centrará esta semana sus esfuerzos a las consultas con las capitales para perfilar las directrices que marquen las líneas maestras de la segunda fase de la negociación del Brexit, las que se refieren al marco de las relaciones futuras.
Estas directrices solo serán adoptadas por los jefes de Estado y de Gobierno de la UE en su próxima cumbre sobre el Brexir el 15 de diciembre si antes Bruselas constata "avances sustanciales" en las conversaciones para acordar las condiciones del divorcio.
Precisamente este lunes la primera ministra británica, Theresa May, se encuentra en Bruselas para almorzar con el jefe del Ejecutivo comunitario, Jean Claude Juncker, y reunirse más tarde con Tusk, en un intento por desbloquear las conversaciones.
El propio Tusk le dio hace semanas un ultimátum a la 'premier' para presentar propuestas concretas y creíbles sobre las prioridades de la negociación a más tardar este lunes.
Los 27 exigen pactar las condiciones prioritarias de salida antes de pasar a la segunda fase, lo que implica garantizar los derechos de los ciudadanos comunitarios en las islas tras el Brexit, fijar la factura de salida que deberá asumir Londres y hallar una solución para la frontera irlandesa.
Las partes han señalado en las sucesivas rondas avances relevantes en materia de derechos para los europeos, pero tuvieron que intensificar los contactos a todos los niveles para superar el "punto muerto" en el que se encontraba el resto de la negociación y del que alertó el negociador europeo, Michel Barnier.
El nuevo impulso permitió la semana pasada importantes avances en la cuestión financiera y se llegó a hablar de un acuerdo tras aceptar May una factura de entre 40.000 y 49.000 millones de libras (de 45.000 millones a 55.000 millones de euros); una cifra publicada en la prensa pero no reconocida por fuentes oficiales.
Así las cosas, en la recta final a dos semanas de que los líderes de la UE formalicen si es posible o no pasar a la segunda fase, la cuestión de la frontera irlandesa se presenta como último escollo.
Bruselas apunta al Gobierno de May como el responsable de presentar una solución que evite reinstaurar una frontera física y estricta entre Irlanda del Norte e Irlanda por la salida de Reino Unido del Mercado Único y de la Unión Aduanera.
El temor a que la vuelta a los controles en la única frontera terrestre entre Reino Unido y la UE ponga en riesgo los años de estabilidad tras los acuerdos de paz de Viernes Santo hacen de este capítulo un asunto sensible que podría comprometer el acuerdo general.