Donald Tusk y Alexis Tsipras
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Actualizado: viernes, 17 julio 2015 9:47

ATENAS, 17 Jul. (EUROPA PRESS) -

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha reconocido que hubo un momento durante las conversaciones del pasado fin de semana en Bruselas durante la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la eurozona en que Europa "estuvo al borde de la catástrofe" cuando el primer ministro griego, Alexis Tsipras, y la canciller alemana, Ángela Merkel, se plantaron en sus respectivas posiciones, según ha confesado al diario griego 'Kathimerini' en una amplia entrevista publicada hoy.

El punto de ruptura se localizó en la cantidad que Atenas debía destinar a un fondo de privatización, considerado como uno de los puntos esenciales del acuerdo. "Sobre las siete de la mañana, cuando Tsipras y Merkel solicitaron un descanso, tenía la sensación de que estábamos a punto de fracasar", declaró Tusk. La diferencia de pareceres residía en una distancia de 2.500 millones de euros.

"En ese momento les dije que si las negociaciones terminaban sin resultado, estaba dispuesto a anunciar que Europa iba a quedarse al borde de la catástrofe por 2.500 millones de euros", relató Tusk al diario heleno.

Tusk percibió las primeras señales negativas durante la primera reunión del sábado del eurogrupo. "Creó una atmósfera que propició la última frase del documento inicial que insinuaba una posible salida de Grecia del euro, debido a la frustración reinante, sobre todo después del referéndum en Grecia", declaró Tusk en referencia a una mención, supuestamente planteada por el ministro de Economía alemán, Wolfgang Schaeuble, y finalmente retirada, en la que se planteaba un "tiempo muerto" para Grecia fuera de la moneda única de cinco años de duración.

Tusk insistió en la idea de que el plebiscito convocado por Tsipras para el pasado 5 de julio en el que se rechazaron las propuestas iniciales de los acreedores "pudo haber fortalecido al señor Tsipras en Atenas, pero le debilitó aquí (en Bruselas)".

Finalmente, ambas partes consiguieron llegar a un entendimiento sobre el dinero a destinar al fondo de privatización -- finalmente fijado en 50.000 millones de euros --. "Una vez aceptaron, tardamos literalmente diez minutos en redactar el texto final", ha aseverado Tusk.

El presidente del Consejo Europeo eludió valorar la cumbre como una victoria o una derrota para Alemania. "Creo que la posición de Alemania, tras las negociaciones, no se ha reducido ni fortalecido. Estoy seguro que el resultado fue un empate, en el que nadie acabó satisfecho al cien por cien".

La clave, ha aducido, era impedir la salida de Grecia del euro, un escenario que Tusk describió como "dramático" y que habría comportado "consecuencias políticas, ideológicas y geopolíticas". Tusk cree que ni siquiera Alemania se habría atrevido a llegar más allá de usar esa hipotética salida como una amenaza.

"Estoy bastante seguro de que para la señora Merkel fue una herramienta de negociación muy fuerte, pero no su objetivo político. Todos los líderes, entre ellos Merkel, tenían la intención de evitar un 'Grexit' y el argumento del señor Schaeuble mostró al señor Tsipras que esta solución dramática era realista y posible", concluyó.

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