BRUSELAS 15 Mar. (EUROPA PRESS) -
El presidente del Consejo, Donald Tusk, visitará este martes Nicosia y Ankara en un intento por allanar el camino del acuerdo que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE quieren cerrar a finales de semana con Turquía, para deportar a este país a los refugiados que lleguen a través de Grecia; pese a las reservas de algunos países, incluido Chipre.
El presidente de Chipre, Nicos Anastasiades, ya ha recibido a primera hora de este martes a Tusk, en una "importante reunión" de cara a la cumbre del jueves y viernes, según ha indicado el propio Anastasiades a través de una red social.
Más tarde, Tusk se desplazará a Ankara, en un viaje que no había sido anunciado previamente, para reunirse con el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, para repasar el estado de las negociaciones, según ha informado un portavoz del presidente del Consejo.
El pasado lunes, Davutoglu logró el compromiso de los líderes europeos de trabajar para poner en marcha una serie de medidas para frenar el paso de refugiados a la UE desde su país, incluido doblar hasta 6.000 millones de euros la ayuda a Ankara para asistir a los asilados en su país y "acelerar" tanto el fin de la exigencia de visados a los turistas turcos como la apertura de nuevos capítulos en la negociación para la adhesión a la UE.
A cambio, las autoridades turcas aceptarían la readmisión de todos los inmigrantes irregulares llegados a Grecia desde su frontera, incluidos los refugiados sirios. Esta idea incluiría un plan para reubicar en los Estados miembros un número equivalente de refugiados ya asentados en Turquía, en base al patrón "uno por uno".
Los términos del preacuerdo han recibido fuertes críticas de parte de organizaciones humanitarias y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para el Refugiado (ACNUR) ha avisado de que contraviene el derecho internacional y la Convención de Ginebra.
Desde Bruselas se defiende que se trata de un acuerdo "legal", según afirmó tras la cumbre el jefe del Ejecutivo comunitario, Jean-Claude Juncker, aunque resten por "aclarar algunas cuestiones legales", tal y como matizó Tusk en ese momento.
Mientras, Chipre mantiene sus reservas por la disputa territorial con Turquía y a las dudas se suman otros como Francia, que insiste en que la liberalización de visados debe cumplir criterios estrictos. La última declaración contraria ha sido la del ministro de Exteriores español, José Manuel García Margallo, que consideró "inaceptable" para España los términos del acuerdo con Turquía.