Aceptan que negocie entre tanto acuerdos comerciales con terceros, pero no podrá sellarlos hasta que rompa con la UE
BRUSELAS, 29 Ene. (EUROPA PRESS) -
La Unión Europea a Veintisiete ha pactado este lunes las directrices para que la Comisión Europea negocie en su nombre con Londres un periodo de transición para adaptarse al Brexit, una fase que podrá alargarse hasta el 31 de diciembre de 2020 y en la que el bloque ofrece a Reino Unido mantener el 'status quo' pero sin voto ni presencia en las instituciones comunitarias.
El acuerdo ha llegado en una reunión de ministros de Asuntos Generales de la UE en Bruselas, en la que los 27 han dado luz verde al documento en apenas "dos minutos", según ha revelado a través de Twitter la 'número dos' del equipo negociador europeo, Sabine Weyand.
"Una transición con 'status quo' sin representación institucional, que durará desde el Brexit (29 de marzo de 2019) hasta el 31 de diciembre de 2020", ha escrito Weyand. Se trata de un periodo "claramente definido y limitado con precisión", han escrito los 27 en las orientaciones.
Un portavoz del Gobierno de Theresa May ha celebrado el acuerdo del bloque porque los términos que plantea para el periodo de transición están bien alineados con la posición británica (que había pedido dos años), aunque hay también divergencias por resolver.
Las claves de la oferta europea para permitir estos 21 meses de prórroga implica que Reino Unido siga aplicando todo el acervo comunitario durante esa fase, lo que incluye asumir el cumplimiento de las nuevas leyes que puedan adoptarse entre tanto.
Por contra, Reino Unido dejará de tener representación institucional en el Consejo, Comisión Europea y Parlamento europeo y sólo se establecerá un canal de "consultas" para casos específicos que puedan afectar a los británicos.
Además, será parte del mercado único --y respetar sus cuatro libertades-- además de seguir participando en todos los acuerdos comerciales e internacionales que la UE tiene con terceros países, aunque no se beneficiará de todas las ventajas que ello implica.
El jefe negociador europeo, Michel Barnier, ha dicho en una rueda de prensa al término de la reunión con los 27 que no se contempla un estatus de "observador" para Londres, pero que sí habrá "consultas previas" con la parte británica si en los procesos de decisión comunitarios se tratan cuestiones que le afecten directamente.
Serán consultas "limitadas, excepcionales y caso por caso", según ha dicho Barnier, quien ha apuntado que el marco de tales consultas se definirá en las próximas semanas.
ACUERDOS COMERCIALES Y MARCO FUTURO
Con la decisión de este lunes el bloque comunitario se prepara para negociar con Reino Unido las claves de la prórroga, pero "no empezamos el debate sobre el futuro de las relaciones", ha avisado Barnier.
El debate sobre las relaciones futuras empezará, "si todo va bien", tras la cumbre europea de marzo, cuando se espera que los 27 fijen sus líneas rojas para esa segunda etapa de conversaciones.
Antes será necesario que el Gobierno de Theresa May presente con mayor claridad cuál es su apuesta para el futuro y que el resto de 27 puedan así definir sus propuestas sobre un futuro que "no partirá de una hoja en blanco", según ha dicho Barnier, habida cuenta de lo construido hasta ahora como bloque.
Mientras esa relación futura se negocia, la Unión Europea acepta que Reino Unido tenga también "conversaciones" con terceros países para pactar con ellos nuevos acuerdos comerciales. Esos convenios no podrán aplicarse hasta que los británicos rompan con el la Unión, salvo que durante el periodo de transición reciba el visto bueno de los 27 para sellar alguno de ellos.
"El 29 de marzo Reino Unido abandonará 750 acuerdos internacionales, es algo jurídicamente automático, así que debe usar todo el tiempo para construir relaciones con terceros", ha razonado Barnier.
Tanto los Estados miembro como el jefe negociador de la UE han dejado claro que el acuerdo de retirada, el que se aplicará a partir del Brexit, abarca tanto las condiciones del divorcio como el periodo transitorio.
Por ello, ha subrayado Barnier en una rueda de prensa en Bruselas, para que la transición se aplique deben cerrarse antes todos los flecos aún abiertos en el acuerdo de salida.
Esto implica trasladar a un texto jurídicamente vinculante todo los convenido con Reino Unido en materia de derechos ciudadanos, factura de salida y frontera irlandesa, pero también resolver asuntos "aún abiertos y ni siquiera negociados" como la protección de datos personales, la propiedad intelectual o la "gobernanza" del propio acuerdo.
Así, la UE mantiene en el calendario el próximo octubre como fecha límite para afianzar el acuerdo de divorcio y concluir el de transición, con el fin de tener tiempo suficiente para someterlos --ambos bajo el paraguas de Acuerdo de Retirada-- a la ratificación parlamentaria necesaria a tiempo para el Brexit.