KAMPALA, 19 Dic. (Reuters/EP) -
El Gobierno ugandés ha confirmado que reanudará la labor de mediación en el proceso de paz de Burundi para tratar de evitar que este país se vea sumido en un conflicto interno que, según han alertado activistas, podría desencadenar en genocidio si se reavivan las disputas interétnicas.
El ministro de Defensa de Uganda, Chrispus Kiyonga, ha advertido de que la situación en Burundi se está deteriorando a pesar de los sucesivos intentos de pacificación y, por tanto, "es clave que se reanude el diálogo".
Catorce grupos que representan a diversos sectores de la sociedad burundesa --también partido gobernante y oposición-- han confirmado su asistencia a esta nueva ronda de contactos, que comenzará en Uganda el 28 de diciembre y se trasladará a Arusha, la localidad del norte de Tanzania donde se encuentra la sede de la Comunidad de África Oriental.
El anuncio de Gobierno ugandés coincide con otro de la Unión Africana sobre el inminente envío de una fuerza de paz a Burundi que estaría formada por hasta 5.000 militares y policías.
Una fuente diplomática ha explicado a Reuters que la iniciativa de la Unión Africana es insólita al invocar, por primera vez, el artículo 4 de su carta fundacional, que permite la intervención en un Estado miembro en caso de "graves circunstancias" como "crímenes de guerra, genocidio y crímenes contra la humanidad".
Un portavoz del Gobierno burundés, Philippe Nzobonariba, ya ha advertido de que no dejarán entrar a ninguna fuerza sin previa autorización: "No pueden invadir un país si éste no es informado y lo permite".
"Sería mejor que fuesen a los campamentos de Ruanda donde se entrenan los alborotadores", ha reclamado Nzobonariba en la radio estatal. El Ejecutivo de Burundi ha acusado a las autoridades ruandesas de respaldar a unos rebeldes que estarían reclutando a refugiados, si bien Ruanda niega este extremo.
CRISIS POLÍTICA
Naciones Unidas calcula que al menos 400 personas han muerto desde que estalló en abril una ola de violencia por la decisión del presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza, de buscar un tercer mandato. Manifestaciones sociales y hasta un golpe de Estado fallido han sumido al país en un estado de tensiones e incertidumbre.
Cientos de miles de personas han tenido que abandonar sus hogares para escapar de la violencia, en el marco de la cual el Gobierno estaría cometiendo graves abusos, según las organizaciones defensoras de los Derechos Humanos.
Aunque la crisis se limita por ahora a divisiones políticas, algunas fuentes ya han advertido de que un conflicto prolongado podría reabrir unas heridas de carácter étnico que asomarían al país incluso a un escenario de genocidio.