El ministro ultraderechista de Israel Itamar Ben Gvir visita la Explanada de las Mezquitas

Archivo - Itamar Ben Gvir, líder del partido ultraderechista Otzma Yehudit y nuevo ministro de Seguridad Nacional de Israel
Archivo - Itamar Ben Gvir, líder del partido ultraderechista Otzma Yehudit y nuevo ministro de Seguridad Nacional de Israel - Ilia Yefimovich/dpa - Archivo
Actualizado: martes, 3 enero 2023 10:52

El Ministerio de Exteriores palestino condena la acción de Ben Gvir y responsabiliza a Netanyahu

EEUU recalca que "quiere preservar el 'statu quo'" en el lugar y Jordania habla de "violación inaceptable"

MADRID, 3 (EUROPA PRESS)

El nuevo ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben Gvir, líder del partido ultraderechista Otzma Yehudit, ha visitado este martes la Explanada de las Mezquitas y ha resaltado que el Gobierno israelí "no cederá ante las amenazas de Hamás", en medio de las advertencias sobre un posible repunte de las tensiones en caso de que entrara al lugar, conocido por los judíos como Monte del Templo.

"Es el lugar más importante para el pueblo de Israel. Mantendremos la libertad de movimiento para musulmanes y cristianos, pero los judíos también subirán, y aquellos que hagan amenazas serán tratados con puño de hierro", ha declarado tras su visita, según ha informado el diario israelí 'The Jerusalem Post'.

Además, ha incidido en que "los tiempos han cambiado" y ha recalcado que la Explanada de las Mezquitas "está abierta a todos". El ministro ha abogado en el pasado por cambiar el 'statu quo' en el lugar, que impide a los judíos rezar en la Explanada de las Mezquitas y autoriza únicamente que los judíos visiten la Explanada de las Mezquitas en horarios predeterminados y que la recorran a través de una ruta fijada, acompañados por policías que deben vigilar que los fieles no recen o que introduzcan banderas israelíes u objetos religioso judíos.

La visita ha sido defendida por la parlamentaria de Otzma Yehudit Zvika Fogel, quien ha insistido en que "si Hamás viola la paz actual y abre fuego contra territorio israelí, habrá respuesta". "Merecerá la pena, porque sería la última guerra y tras ello podríamos sentarnos y criar palomas y el resto de bellos pájaros existentes", ha apuntado, según el diario 'Haaretz'.

La entrada de Ben Gvir en la Explanada de las Mezquitas ha tenido lugar después de que su gabinete acordara posponer la visita, tras una solicitud del primer ministro israelí, Benjamin Netanhayu, la condena de la oposición y las advertencias de Hamás y Yihad Islámica, considerados grupos terroristas por Israel.

Sin embargo, la oficina de Ben Gvir ha recalcado que la visita ha tenido lugar después de que la cúpula del Shin Bet y la Policía determinaran que podía realizarla. Así, ha manifestado que durante la reunión, en la que participó el comandante del distrito de Jerusalén, se decidió que "no había obstáculo" para ello, tal y como ha informado el diario 'The Times of Israel'.

"Los oficiales de seguridad que participaron en la valoración de la situación creyeron que capitular ante las amenazas sería un premio por el terrorismo y legitimar las acciones contra Israel", ha subrayado, sin que el Shin Bet y la Policía se hayan pronunciado por el momento sobre el comunicado.

El ex primer ministro israelí Yair Lapid, quien advirtió el lunes de que podría "haber muertos" si Ben Gvir visitaba el lugar, ha manifestado a través de su cuenta en Twitter que "esto es lo que pasa cuando un primer ministro débil se ve forzado a conceder al hombre más irresponsable de Oriente Próximo el lugar más explosivo en Oriente Próximo", en una crítica a Netanyahu por sus pactos de coalición para poder regresar al cargo.

La visita ha sido criticada también por el parlamentario laborista israelí Gilad Kariv, quien ha dicho que el ministro prioriza "la promoción de un punto de vista extremista y nacionalista" sobre la seguridad de los ciudadanos israelíes. "Particularmente en el ayuno del décimo día de Tevet --una festividad que recuerda los acontecimientos que llevaron a la destrucción del Primer Templo, que se erigió en este lugar-- es importante recordar la conexión entre el extremismo político, la intoxicación por el poder y la corrupción gubernamental llevaron a la destrucción del templo", ha argüido.

CRÍTICAS PALESTINAS E INTERNACIONALES

La visita del ministro israelí a la Explanada de las Mezquitas ha sido criticada por el Ministerio de Exteriores palestino, que ha dicho en un comunicado que el "asalto" de Ben Gvir supone "una provocación sin precedentes y una grave amenaza para el escenario del conflicto, así como un desprecio a las exigencias de ponerle fin".

Asimismo, ha responsabilizado a Netanyahu "de este flagrante ataque contra (la mezquita de) Al Aqsa", al tiempo que ha asegurado que "hará un seguimiento a todos los niveles en coordinación con los hermanos del reino de Jordania", que son las autoridades que gestionan el lugar.

Hamás ha recalcado en un comunicado que "la infiltración del ministro de Seguridad Nacional del gobierno sionista y fascista de ocupación en los patios de la sagrada mezquita de Al Aqsa, con protección de las fuerzas del Ejército de ocupación, es una agresión flagrante y un intento desesperado que no cambiará la historia islámica de Jerusalén y la mezquita de Al Aqsa".

El grupo ha resaltado que la "intrusión" del ministro israelí supone "un comportamiento criminal" que "revela el estado de terror y miedo que experimentan los líderes de la ocupación ante el derecho palestino a la ciudad de Jerusalén y la sagrada mezquita de Al Aqsa".

"Nuestra batalla contra el enemigo sionista y su gobierno fascista y extremista, en defensa de nuestra tierra, nuestro pueblo, nuestro Jerusalén y nuestra mezquita de Al Aqsa, continuará por todos los medios y en todas las zonas de la patria. Nuestro pueblo mantendrá su lazo, firmeza y resistencia exhaustiva hasta el fin de la ocupación, la liberación y el retorno", ha zanjado.

Por su parte, el embajador de Estados Unidos en Israel, Tom Nides, se ha mostrado igualmente crítico y ha incidido en que Washington "quiere preservar el 'statu quo' y las acciones que lo eviten son inaceptables". "Hemos sigo muy claros en nuestras conversaciones con el Gobierno israelí sobre este asunto", ha manifestado en declaraciones al periodista israelí Ben Gvir, corresponsal de Axios y Walla.

A las críticas se ha sumado Jordania, que ejerce de custodio del lugar. El Ministerio de Exteriores jordano ha afirmado en un comunicado que la visita de Ben Gvir "supone una violación inaceptable" de la "situación histórica y legal en Jerusalén y sus lugares santos", antes de reseñar que el Gobierno israelí "tiene toda la responsabilidad de las consecuencias" que puedan derivar de las acciones del líder de Otzma Yehudit.

De esta forma, ha apuntado que la visita "es un paso provocativo" que representa "una tendencia peligrosa que la comunidad internacional debe detener inmediatamente". En esta línea, ha recordado que es Jordania quien cuenta con la "autoridad legal" y la "jurisdicción exclusiva" para "gestionar los asuntos" en la Explanada de las Mezquitas".

Amán ha pedido a Israel, "en su capacidad de potencia ocupante", que "ponga fin inmediatamente a todas las violaciones" en Jerusalén, al tiempo que ha solicitado que "respete" la administración jordana del lugar. "Es necesario que detenga todas las medidas destinadas a cambiar la situación histórica y legal e imponer una división especial", ha zanjado en su comunicado, publicado a través de su cuenta en Twitter.

Israel se hizo con el control de la Explanada de las Mezquitas y el resto de la Ciudad Vieja de Jerusalén durante la Guerra de los Seis Días (1967). Sin embargo, permitió que Jordania siguiera manteniendo la autoridad religiosa en el lugar y, según el acuerdo de paz, reconoció el "papel especial" de Jordania sobre "los lugares santos musulmanes en Jerusalén".

Israel considera Jerusalén como su capital "indivisible", si bien el estatus de la ciudad está pendiente de un acuerdo de paz con las autoridades palestinas, que reclaman Jerusalén Este como capital de un Estado en las fronteras de 1967 en el marco de una solución de dos estados respaldada por la comunidad internacional, que apela igualmente a que no se realicen cambios al 'statu quo'.

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