MADRID 17 Mar. (EUROPA PRESS) -
Unos diez millones de niños y niñas se encuentran en riesgo extremo en Burkina Faso, Malí y Níger por la "espiral de conflictos" de la zona, el doble que en 2020, según el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), que ha pedido ayuda humanitaria y ha denunciado la "creciente amenaza" que se cierne sobre la infancia en esta zona.
"Los conflictos armados afectan cada vez más a los niños y las niñas, que son víctimas de la intensificación de los enfrentamientos militares o se convierten en el blanco de los grupos armados no estatales", ha afirmado la directora regional de UNICEF para África Occidental y Central, Marie-Pierre Poirier.
Casi cuatro millones de niños de países vecinos como Benín, Costa de Marfil, Ghana y Togo se encuentran en situación de riesgo debido a los enfrentamientos fronterizos entre los diferentes grupos armados y fuerzas de seguridad nacionales, de los que se registraron 172 el año pasado.
Solo en Burkina Faso se registraron tres veces más muertes infantiles durante los primeros nueve meses de 2022 que en el mismo periodo de 2021, y la mayoría de ellos fallecieron por heridas de bala o artefactos explosivos, según datos de la ONU.
Algunos grupos armados que se mueven por toda la zona se dedican al bloqueo de ciudades y aldeas y al sabotaje del suministro de agua; otros se oponen a la educación estatal y sus actividades incluyen la quema y el saqueo sistemático de escuelas, donde amenazan, secuestran o matan a los profesores, lo que ha obligado a cerrar más de 8.300 centros educativos entre los tres países.
"El año 2022 ha sido especialmente violento para la infancia en el Sahel central. Todas las partes en conflicto deben detener urgentemente los ataques contra los niños y las niñas y contra sus escuelas, sus centros de salud y sus hogares", ha declarado Poirier.
Más de 20.000 habitantes en la zona fronteriza entre Burkina Faso, Malí y Níger sufrirán una inseguridad alimentaria de nivel catastrófico en junio de 2023, según previsiones de la ONU.
CAMBIO CLIMÁTICO
La crisis se está produciendo en una de las regiones más afectadas por el cambio climático, donde las temperaturas han aumentado 1,5 veces más rápido que la media mundial.
Además, las lluvias son cada vez más intensas e irregulares, lo que ha provocado las peores inundaciones de los últimos años que a su vez han reducido el rendimiento de los cultivos, contaminado las escasas reservas de agua y destruido decenas de miles de hogares.
UNICEF ha manifestado la "insuficiente" financiación para responder a la crisis en el Sahel central, de la que solo recibió un tercio de los 391 millones de dólares (368 millones de euros) en 2022. Para este año, la organización ha solicitado 473,8 millones de dólares (446 millones de euros).
"La escala de la crisis en el Sahel central y, cada vez más, en los países costeros vecinos requiere urgentemente una respuesta humanitaria más contundente, así como una inversión flexible a largo plazo en servicios sociales esenciales resilientes que ayuden a consolidar la cohesión social, el desarrollo sostenible y un futuro mejor para los niños y las niñas", ha añadido Poirier.
La agencia de la ONU también ha exigido a las partes en conflicto cumplir con el Derecho Internacional Humanitario y los Derechos Humanos, lo que incluye finalizar los ataques contra niños y los servicios que los apoyan y respetar los espacios humanitarios.