MADRID, 17 Feb. (EUROPA PRESS) -
El jefe de la Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Sudán del Sur (UNMISS), David Shearer, ha recalcado este jueves que la falta de información acerca de 20.000 personas desplazadas por la violencia en el norte del país "es un problema real".
Miles de personas huyeron el mes pasado de la localidad de Wau Shilluk, situada pocos kilómetros al norte de una base de la UNMISS en Malakal, debido a los combates entre el Ejército y los rebeldes.
En su primera visita al país desde que asumiera el cargo, Shearer ha resaltado que la misión "quiere saber qué pasó con esas personas y ayudarlas si lo necesitan".
Por su parte, el portavoz de la misión, Daniel Dickinson, ha relatado que "la población Shilluk de Malakal abandonó la ciudad y 33.000 personas se refugian en el campamento administrado por la UNMISS".
"Estamos muy preocupados de que los combates se expandan una vez más en la región del Nilo Alto", ha agregado, señalando que el plan del Gobierno para reubicar a los desplazados por aire "es insostenible si no se complementa con ayuda humanitaria".
La UNMISS indicó a principios de mes que las operaciones militares en la orilla occidental del Nilo se están produciendo en una zona en la que la población, principalmente de la etnia shilluk, se está viendo obligada a abandonar sus hogares, dejando la ciudad prácticamente desierta.
La rivalidad entre el presidente, Salva Kiir, de etnia dinka, y el exvicepresidente y líder rebelde Riek Machar, que es nuer, se tradujo en un primer conflicto en diciembre de 2013, cuando el presidente del país decidió cesar a Machar como su 'número dos'.
El conflicto entre los dos bandos terminó con un acuerdo de paz firmado en agosto de 2015 y que implicaba el regreso de Machar a para que volviera a ser nombrado vicepresidente del país, nombramiento que llegó en abril de 2016.
Sin embargo, las continuas violaciones del pacto y los graves combates de julio llevaron al cese de Machar, que fue relevado en el cargo por el general Taban Deng Gai.
En diciembre, la ONU alertó de que el país está al borde de una guerra étnica generalizada a menos que la comunidad internacional intervenga y convenza a las partes enfrentadas de entablar un diálogo que lleve de forma definitiva a la paz.