MADRID, 8 Mar. (EUROPA PRESS) -
El jefe de la Misión de Apoyo de Naciones Unidas en Libia (UNSMIL), Martin Kobler, ha condenado este martes la "escalada militar" en el Creciente Petrolero del país, tras la toma de los puertos petroleros libios de Sidra y Ras Lanuf por parte de una coalición de milicias de la localidad de Benghazi.
En su comunicado, ha alertado de que los enfrentamientos "ponen en peligro el proceso político y podrían provocar un conflicto más amplio", resaltando la necesidad de "rebajar las tensiones, evitar más pérdida de vidas y garantizar que la infraestructura y los recursos naturales de Libia están bajo control de las autoridades legítimas".
"Esta violencia inaceptable en el Creciente Petrolero demuestra nuevamente la necesidad de que todas las partes participen con seriedad en el proceso político, en el marco del Acuerdo Político", ha manifestado.
Kobler ha indicado además que la ONU "está preparada para acoger cualquier mecanismo inclusivo", agregando que "sólo un acuerdo político negociado e inclusivo puede llevar a la paz, la seguridad y la estabilidad en Libia".
Los puertos petroleros fueron tomados el 3 de marzo por las Brigadas de Defensa de Benghazi, que se los arrebataron al Ejército leal a la administración asentada en el este del país, encabezado por el mariscal de campo Jalifa Haftar.
Las Brigadas de Defensa de Benghazi son una coalición de milicias creadas en 2016 bajo la égida del gran muftí del país, Sadeq al Ghariani.
El grupo combatió en Benghazi contra el Ejército leal a la administración del este del país y contra Estado Islámico. Asimismo, participó en la ofensiva en Sirte contra el grupo yihadista.
Libia ha producido recientemente unos 700.000 barriles de petróleo al día, más del doble que el año anterior, una cifra que aún continúa siendo muy inferior a los 1,6 millones de barriles que solía producir el país diariamente antes del levantamiento que tuvo lugar en 2011.
La producción se ha visto gravemente afectada por la inestabilidad política y la inseguridad en el país, donde las diferentes facciones continúan enfrentándose en zonas desérticas. En diversas áreas, los puertos petroleros operan por debajo de su capacidad.
Egipto acogió el mes pasado un encuentro indirecto entre el primer ministro del gobierno de unidad de Libia, Fayez Serraj, y el jefe del Ejército leal al gobierno asentado en el este del país, Jalifa Haftar.
Tras los encuentros, el Ejército egipcio afirmó que Serraj y Haftar habían acordado celebrar elecciones parlamentarias y presidenciales en 2018, entre otros asuntos.
Sin embargo, fuentes cercanas a Haftar han afirmado durante la jornada que, si bien Serraj ha expresado su respaldo a la propuesta de convocatoria de elecciones, el mariscal de campo se opuso a ella.
El gobierno de unidad se instaló hace varios meses la capital, Trípoli, para intentar unificar el país políticamente, aunque por el momento la situación sigue altamente fragmentada.
El Gobierno con sede en el este del país --anteriormente reconocido por la comunidad internacional-- no ha reconocido la autoridad del Ejecutivo de unidad, que ha hecho frente además a un intento de golpe de Estado por parte de varios miembros de las autoridades autoproclamadas anteriormente en Trípoli, que han ganado peso en las últimas semanas.
De hecho, Cámara de Representantes de Libia --el Parlamento asentado en el este del país-- ha votado este martes a favor de suspender su participación en el proceso de diálogo, así el anexo del acuerdo político firmado en 2016 que designa a los miembros del Consejo Presidencial.