La hipotética victoria de Hamon amenaza con provocar un cisma en el Partido Socialista
PARÍS, 29 Ene. (EUROPA PRESS) -
La izquierda francesa vive este domingo el segundo y último asalto de sus primarias, en el que los ciudadanos deberán elegir entre el continuismo matizado de Manuel Valls y la ruptura representada por Benoît Hamon, vencedor contra pronóstico de la primera vuelta celebrada el 23 de enero.
Hamon, exministro de Educación, obtuvo el 36,03 por ciento de los sufragios en la primera ronda, frente al 31,48 por ciento logrado por Valls, primer ministro y mano derecha del presidente, François Hollande, hasta principios de diciembre de 2016.
Este domingo, las urnas vuelven a abrirse para una ronda que se plantea definitiva y en la que Hamon ya no es la anécdota sino el favorito. Un sondeo divulgado por la revista 'Atlantico' refleja que dos de cada tres franceses que participarán en la segunda vuelta quieren que sea él quien gane.
No en vano, Hamon ha mantenido su tendencia al alza y ha seguido ganando fuerza en esta última semana, en gran medida gracias a su participación en el último debate televisado con Valls, celebrado el miércoles. Un 60 por ciento de espectadores vieron al exministro de Educación más convincente que su rival, según una encuesta divulgada por BFMTV.
Hamon cuenta, además, con el factor de haber creado una especie de alianza anti Valls junto a Arnaud Montebourg, que se quedó fuera de la segunda vuelta al haber logrado únicamente un 17,52 por ciento de los sufragios. Para Montebourg, una victoria de Hamon permitiría "pasar página a un quinquenio rechazado por la gente de izquierdas".
ALTERNATIVA
Tanto Hamon como Montebourg en su momento han insistido durante toda la campaña en que son la alternativa para quienes se sienten de izquierdas pero están desencantados con la etapa del actual presidente, François Hollande.
Hamon ha sabido capitalizar su rebeldía política, la misma que le llevó a abandonar en 2014 el Gobierno del que formaba parte Valls por discrepancias en la política económica. El exministro de Educación es partidario, entre otras medidas, de una renta universal y se ha mostrado crítico con la actual reforma laboral.
Valls, por su parte, ha tratado de contrarrestar el envite poniendo en duda la viabilidad de las ideas de su rival. "Hay una diferencia entre los sueños y la credibilidad de un programa político", le espetó el miércoles durante el tenso 'cara a cara' en televisión, en el que se puso aún más evidencia la diferencia programática y de estilo.
EL DÍA DESPUÉS
Gane quien gane este domingo, todo apunta a que tendrá por delante un horizonte complicado en términos de supervivencia política. Los sondeos vaticinan para ambos un mal resultado en la primera vuelta de las elecciones presidenciales (23 de abril).
Las encuestas sitúan ahora mismo en segunda vuelta a la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, y al candidato de Los Republicanos, François Fillon, a falta de ver hasta qué punto le afecta a este último el escándalo por el supuesto empleo ficticio de su mujer como asistente parlamentaria.
Sin embargo, el Partido Socialista se arriesga no sólo a quedar fuera de la segunda vuelta, sino a verse relegado a la cuarta o incluso quinta posición. Entre medias podrían colarse el centrista François Bayrou, que todavía no ha aclarado si se presentará, y el ya aspirante Emmanuel Macron, exministro de Economía.
Macron se presenta como independiente tras haber formado parte del Gobierno de Hollande y ha logrado sumar respaldos a izquierda y derecha del espectro político. Antiguos ministros conservadores y diputados socialistas se han sumado a una campaña que podría no haber tocado techo.
Las aspiraciones de Macron, de hecho, podrían verse reforzadas en caso de que Hamon venza las primarias de este domingo. Un diputado socialista reconoció en unas recientes declaraciones a la agencia Reuters que dos terceras partes de los diputados podrían darle la espalda al candidato 'oficial' del partido.
Valls, por su parte, no termina de dejar claro qué hará en caso de que pierda este domingo. En una entrevista a la cadena BFMTV este viernes, el ex primer ministro ha dicho que será "leal" y se "apartará" de la primera línea, pero ha reconocido que no podría "defender el programa" de Hamon.