El partido gobernante acusa al jefe de las Fuerzas Armadas de actuar contra la Constitución por amenazar con "intervenir"
HARARE, 14 (Reuters/EP)
La presencia de carros de combate en las inmediaciones de la capital de Zimbabue, sumada a la reciente advertencia del jefe de las Fuerzas Armadas sobre una posible intervención para frenar la "purga" de exguerrilleros en el seno del gobernante ZANU-PF, amenaza con enturbiar aún más la crisis política abierta en el país africano.
Un reportero de Reuters ha contado hasta seis vehículos de transporte militar apostados en las carreteras que conducen a la capital y a soldados dirigiendo el tráfico. "No intentes nada atrevido. Solo continúa", le ha dicho uno de los soldados en Harare Drive.
La cadena BBC, por su parte, también ha informado sobre la presencia de vehículos militares en los principales accesos a Harare que, según ha precisado, se han movilizado desde los barracones situados en la cercana localidad de Inkomo, al norte de la ciudad.
Sin embargo, dentro de Harare no hay presencia militar. La actividad en la capital ha seguido como de costumbre y los medios oficiales no han informado de ninguna anomalía. Tampoco se han pronunciado los miembros del Gobierno de Mugabe sobre movimientos sospechosos del Ejército en las últimas horas.
El reciente cese del vicepresidente Emmerson Mnangagwa por parte de Mugabe ha puesto las espadas en alto en Zimbabue, hasta el punto de que el jefe de las Fuerzas Armadas, Constantino Chiwenga, salió el lunes en defensa de Mnangagwa y reclamó el fin de la "purga" de antiguos guerrilleros en el partido gobernante.
Las Fuerzas Armadas suelen estar al margen de este tipo de tensiones políticas y, de hecho, guardaron silencio cuando en 2014 fue apartada de la Vicepresidencia Joice Mujuru, una veterana de guerra. Ahora, en cambio, han decidido dar un polémico paso al frente.
"Debemos recordar a quienes están detrás de los actuales chanchullos traidores que, si se trata de proteger nuestra revolución, el Ejército no dudará en intervenir", advirtió, en una comparecencia ante los medios que no ha dejado indiferente a nadie.
SUCESIÓN DE MUGABE
La evidente división en el seno del gobernante ZANU-PF tiene como trasfondo la carrera por suceder al veterano presidente, de 93 años, que gobierna el país africano desde 1980. Una facción respalda a la primera dama, Grace Mugabe, mientras que otra apoya a Mnangagwa, que ahora parece haber quedado fuera por orden directa del jefe de Estado, que no ha dudado en acusarle de traidor.
Grace Mugabe tiene entre sus principales apoyos a la facción G40, compuesta en su mayoría por jóvenes que no combatieron por la independencia y que creen que la sucesión de Mugabe debería dar pie también a un relevo generacional en Zimbabue.
El líder de las juventudes del partido, Kudzai Chipanga, ha acusado al jefe militar de actuar contra la Constitución y ha asegurado que están dispuestos a hacer lo que sea necesario para "defender la revolución". "Es un ideal por el que vivimos y por el que estamos dispuestos a morir", ha proclamado en la sede del partido en Harare.
El ZANU-PF en su conjunto también ha salido al paso de las advertencias de Chiwenga, al que ha acusado de seguir una "conducta traidora" con respecto a la cúpula política. En este sentido, el partido ha señalado en un comunicado que sigue apostando por la "primacía de la política sobre las pistolas".