MADRID, 26 Ago. (EUROPA PRESS) -
La localidad italiana de Ventimiglia, ubicada en la frontera con Francia, se ha convertido en otra de las "barreras insuperables" para los refugiados e inmigrantes que desean alcanzar otros países europeos debido a las "estrictas políticas" puestas en marcha por la UE, que han derivado en "terribles condiciones de vida" para los recién llegados, según ha denunciado Médicos Sin Fronteras (MSF).
A Ventimiglia llegan cientos de personas que pretenden cruzar a Francia para alcanzar su destino final, normalmente en el norte de Europa. "Como sucede con otras rutas migratorias" --los Balcanes--, esta frontera representa "una nueva barrera que para algunos resulta insuperable", ha afirmado la organización humanitaria.
"La única alternativa que tienen es cruzar la frontera ilegalmente y a través de rutas peligrosas" a pie por las montañas o los túneles y las carreteras que conectan ambos países, "solo para acabar siendo expulsados de vuelta a Italia". Desde septiembre de 2016, doce personas han muerto tratando de pasar a Francia.
Los que deciden esperar allí lo hacen en "terribles condiciones", ha dicho Federico Saracini, coordinador de MSF en Ventimiglia. La saturación del sistema de acogida de Italia, debido al flujo incesante de llegadas desde 2014, dificulta que estas personas puedan recibir una atención adecuada.
Ante la falta de una respuesta institucional, el verano pasado los habitantes de Ventimiglia crearon un refugio temporal en la parroquia de Sant'Antonio alle Gianchette, "donde son hospedados y reciben comida". Solo durante julio, llegaron 444 personas procedentes de África, incluido Raheek, un niño sudanés de tan solo dos meses que cruzó el Sáhara y el Mediterráneo con sus padres.
En agosto de 2016, las autoridades de Ventimiglia abrieron un campamento temporal en las afueras donde en un primer momento solo se permitía la estancia de hombres solteros y desde el mes pasado también acoge a menores no acompañados. "Sin embargo, entre 150 y 300 personas siguen durmiendo en la ribera del río Roya, sin acceso a servicio básico alguno", ha criticado MSF.
La ONG ha alertado de que "su larga estancia en las fronteras italianas afecta profundamente a su salud física y mental". "Esta situación de limbo permanente implica, a menudo, la repetición de síntomas de salud mental como depresión, sensación de abandono o síntomas post-traumáticos", entre otros.
"Para muchos de ellos, las duras condiciones de vida se ven agravadas porque re-experimentan acontecimientos traumáticos vividos durante el viaje, como sucesos de violencia física, humillación, encarcelamiento forzoso y privación de las necesidades básicas", ha apuntado.
Por ello, los equipos de MSF "brindan servicios de salud materna, apoyo en salud mental y consultas médicas" y respaldan con "acciones de mediación cultural a médicos voluntarios locales". Además, facilitan donaciones de alimentos y de productos de primera necesidad.
"Lo que vemos en Ventimiglia son los efectos directos de las políticas europeas de disuasión", ha sostenido Saracini. "Las personas se ven forzadas a poner sus vidas en peligro y a vivir en condiciones indignas durante meses", ha lamentado.