MADRID, 1 May. (EDIZIONES) -
Cuando las milicias kurdas de los peshmerga retomaron la ciudad iraquí de Sinyar a finales del año pasado, sus combatientes descubrieron de primera mano lo que avanzó un vídeo colgado en 2014 en YouTube por simpatizantes de Estado Islámico: la existencia de una compleja red de túneles debajo de la ciudad. El grupo terrorista ha aprendido una lección perfeccionada desde hace siglos, desde la insurgencia germana contra los romanos, hasta los túneles de Cu Chi durante la guerra de Vietnam. Frente al poder aéreo, guerra subterránea.
Tras la liberación de la ciudad, los habitantes de Sinyar revelaron que fueron ellos mismos quienes cavaron estos túneles a punta de pistola y en condiciones infrahumanas: decenas de personas fallecieron durante la tarea, considerada por los terroristas como absolutamente prioritaria y que han repetido en cada ciudad que han tomado en Irak y Siria.
"Hay tantos túneles que no podemos ni contarlos", explicó el mayor Husein Juru Murad, oficial de las fuerzas kurdas, al 'Wall Street Journal' el pasado mes de noviembre. "Hay uno, por ejemplo, que se encuentra en el centro de la ciudad, y conecta una tienda con una fábrica de bombas", explicó. A lo largo de las siguientes semanas los comandantes dieron una cifra aproximada de entre 30 y 40 túneles, muchos de ellos interconectados en una laberíntica red que atravesaba las principales secciones de la ciudad.
Los kurdos comprobaron de primera mano la fiabilidad de los túneles, excavados en el rocoso subsuelo con martillos neumáticos o escoplos. Son estrechos pero inusualmente altos, lo suficiente como para permanecer de pie. Poseen electricidad propia y están ventilados a través de un sencillo sistema de tuberías de aluminio.
En su construcción existe cierto parecido a los túneles excavados por el Ejército iraquí durante los años 80 y 90 a las órdenes del fallecido sátrapa Sadam Husein, muchos de los cuales emplea actualmente la organización terrorista, mejor construidos, de mayor longitud -- algunos se extienden hasta 60 kilómetros -- y capacitados para desplazar gran cantidad de munición.
En definitiva, todos los indicios apuntan a que están concebidos para pasar tiempo en ellos, como demuestra por ejemplo la existencia de pequeños "nexos" donde los milicianos hacían la colada, leían revistas, recargaban sus armas -- con munición, hallaron después, fabricada en Estados Unidos -- e incluso preparaban café instantáneo. Una de estas habitaciones contenía decenas de botellas rellenas de agua y otras tantas rellenas de orina.
TRES FUNCIONES: DEFENSA, ATAQUE Y CONTRABANDO
Uno de los estudios más pormenorizados sobre los túneles de Estado Islámico procede de Israel, país largo tiempo acostumbrado a la estrategia subterránea a la que recurren habitualmente las milicias libanesas de Hezbolá y del movimiento islamista palestino Hamás. El historiador militar hebreo Shaul Shay reconoce la "extrema eficacia" de este recurso hasta el punto de que "podría ser la respuesta contra las superiores capacidades aéreas de Estados Unidos, por muy primitiva que parezca".
Dentro de sus múltiples funciones, los túneles de Estado Islámico cumplen una misión principalmente defensiva dada la estrategia aérea de la coalición internacional y Rusia, que amartillan diariamente las posiciones islamistas con aviones de combate en combinación con la artillería de los Ejércitos sirio e iraquí.
Cada vez que tiene oportunidad, sin embargo, Estado Islámico emplea los túneles como arma ofensiva. Son los llamado "túneles bomba" y su concepto es sencillo. Primero, se abre una rama desde uno de los túneles; más pequeña, más inestable, pero más fácil de cavar, que se alarga hasta el objetivo fijado por la organización, ya sea un puesto de control o el lugar estratégico de paso de un convoy. Se coloca una línea de explosivos de gran potencia y después se hace estallar desde la seguridad de un "nexo".
Al menos 45 túneles bomba han estallado en Siria e Irak durante los dos últimos años. El 11 de marzo de 2014, uno de estos túneles detonó justo bajo la sede del Ejército iraquí en Ramadi. La explosión consumió siete toneladas de explosivos a lo largo de una distancia de casi 250 metros. Fallecieron al menos 22 personas.
Finalmente, Estado Islámico emplea sus túneles para desplazar material de contrabando. Estos túneles se concentran sobre todo cerca de la frontera con Turquía. El pasado mes de junio, las milicias kurdas de las Unidades de Protección Popular (YPG) hallaron uno de estos túneles en la ciudad de Tel Abyad, que se extendía hasta la localidad turca de Akcakale.
SU NUEVO HOGAR
"Estos túneles nos han permitido abandonar nuestras casas", declaró un combatiente de Estado Islámico durante la grabación colgada en YouTube. En las imágenes, los combatientes de EI explican cómo prefieren los túneles en curva, para "reducir el alcance de la metralla" que desprenden los ataques con misiles.
"Con vídeos como este, Estado Islámico quiere explicar a sus partidarios que a pesar de la aplastante superioridad aérea de Estados Unidos es capaz de operar con eficacia en el campo de batalla", explicó a la cadena NBC el analista Evan Kohlmann, de la empresa de seguridad Flashpoint Global Partners, que confirmó la veracidad de las imágenes.
Túneles que, además, son casi imposibles de identificar desde el aire. Sus salidas están bien escondidas -- excepto en las contadas ocasiones que abren a una posición de combate --, y los aviones no tripulados son incapaces de captar emisiones de calor humano dada su profundidad. La mayoría se descubren una vez sobre el terreno, con la ciudad reconquistada o bien por casualidad.
Y es tal la longitud de algunos que tardan días en registrarlos por completo, como el encontrado a las afueras de Al Hayakel, en el sur de la ciudad de Faluya. "Estado Islámico llevaba construyendo este túnel desde hace semanas", apunta una fuente. "Tiene dos kilómetros y medio de largo".