MADRID, 21 Sep. (EUROPA PRESS) -
El vicepresidente de Birmania, Henry Van Thio, ha asegurado este miércoles que el Gobierno del país "está profundamente preocupado por la situación en Rajine", agregando que la situación en el estado "ha sido una de las prioridades desde el Ejecutivo desde que llegó al poder".
"El Gobierno ha estado intentando restaurar la paz y la estabilidad y promover la armonía entre las comunidades", ha dicho, reconociendo que "no es una tarea fácil, ya que existe una profunda desconfianza desde hace décadas".
Van Thio ha recordado durante su intervención ante la Asamblea General de Naciones Unidas que Naypidó aceptó el informe publicado en agosto por la comisión encabezada por el ex secretario general de la ONU Koffi Annan.
"Horas después de que se publicara el informe, se llevaron a cabo una serie de ataques coordinados contra 30 puestos policiales en el norte de Rajine. El ARSA --Ejército de Salvación Rohingya de Arakan, un grupo armado conocido anteriormente como Aharak al Yaqin que fue creado por los rohingya exiliados tras la crisis de 2012-- reclamó la autoría de los ataques", ha señalado.
Así, ha indicado que "estos ataques desencadenaron una nueva oleada de violencia en la región, resultando en una insignificante pérdida de vidas, sufrimiento generalizado y desplazamiento masivo de todas las comunidades".
"Los que han tenido que abandonar su corazón y su casa son muchos, no sólo musulmanes y rajine, sino también grupos minoritarios pequeños como los daingnet, mro, thet, mramagyi e hindúes. La mayoría del mundo ha obviado su existencia y sus aprietos", ha lamentado.
Van Thio ha expresado las condolencias de las autoridades "a todos los civiles inocentes y miembros de las fuerzas de seguridad que han perdido la vida", reiterando que "no se puede negar que hay un problema de una magnitud considerable".
Pese a ello, ha reiterado lo dicho por la líder 'de facto' del país, Aung San Suu Kyi, asegurando que "no ha habido enfrentamientos armados desde el 5 de septiembre".
"Por ello, estamos preocupados ante las informaciones de que la cifra de musulmanes que sigue cruzando la frontera no ha descendido. Nos gustaría conocer las razones de su éxodo", ha dicho, insistiendo en que "lo que es poco conocido es que la gran mayoría de la población musulmana ha decidido quedarse en sus localidades".
El vicepresidente birmano ha reiterado que "la situación en Rajine es compleja" y "los desafíos son importantes", desvelando la creación de un comité para aplicar las recomendaciones de la comisión encabezada por Annan.
En otro orden de cosas, ha manifestado que la prioridad de las autoridades es "la entrega de ayuda humanitaria", incidiendo en que Naypidó "está comprometido a garantizar que la ayuda es recibida por todos aquellos que la necesiten, sin discriminación".
Por otra parte, ha expresado la voluntad del Gobierno birmano de "mejorar las relaciones con Bangladesh", recordando que Suu Kyi se ha mostrado dispuesta a "iniciar un proceso de verificación" para el retorno de los rohingya que han huido al país vecino.
"Los acontecimientos recientes en el estado de Rajine son un doloroso recordatorio de que hacemos frente a desafíos difíciles en el largo camino hacia la paz, la prosperidad y la democracia", ha remachado Van Thio.
LA CRISIS EN RAJINE
Más de 410.000 rohingyas han cruzado la frontera hacia Bangladesh desde el 25 de agosto por la ola de violencia que comenzó con una serie de ataques de milicianos rohingyas contra las fuerzas de seguridad birmanas y una contraofensiva militar que ha dejado al menos 400 muertos. Esta operación ha sido denunciada por la ONU como "limpieza étnica".
Los rohingya son una minoría étnica de fe musulmana que se concentra en Rajine. Son más de un millón de personas, pero el Gobierno birmano no les reconoce como ciudadanos porque considera que son descendientes de inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Raad al Hussein, ha recordado recientemente que los rohingyas llevan décadas despojados de sus derechos civiles y políticos, también de los derivados de la ciudadanía.
En 2016, la oficina de Al Hussein publicó un informe basado en entrevistas a rohingyas que huyeron a Bangladesh por otra operación militar birmana que, según el alto comisionado, ya "sugería" que había ataques "generalizados y sistemáticos" contra los rohingyas, llegando a alcanzar "posiblemente" la consideración de "crímenes contra la Humanidad".
Suu Kyi, galaronada con el Premio Nobel de la Paz, ha hecho frente a numerosas críticas por su postura durante la crisis y ha llegado a denunciar la existencia de "un gran iceberg de desinformación" para "crear problemas" y "beneficiar los intereses de los terroristas".
Así, condenó el martes los abusos en el estado de Rajine pero no realizó alusiones a la limpieza étnica que estarían llevando a cabo las fuerzas de seguridad del país, según denunció la ONU, lo que ha provocado una respuesta fría de la comunidad internacional.
Las autoridades birmanas aseguran que las operaciones en Rajine tienen como objetivo luchar contra "terroristas", pese a las denuncias sobre ataques por parte de las fuerzas de seguridad contra civiles, entre ellos niños.